Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

sábado, 2 de octubre de 2010

“.......nadie ha podido resistir.......”

En la historia de la relación de Dios con los hombres, destaca, por antonomasia, la relación que este tuvo con el pueblo judío y en esta, es conveniente resaltar uno de los momentos cúspides del mismo, el cual fue cuando Josué se dirige a los judíos para recordarles que Dios había peleado por ellos y que por esa causa se encontraban en reposo. El amor de Dios se había manifestado para echar a las naciones que antes poblaban el área entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, pero aun quedaba por conquistar el área desde el río Jordán hasta el río Éufrates como también había sido prometido por Dios. La fidelidad de Dios con sus promesas ha estado ligada, desde tiempos inmemoriales, por la fidelidad que los hombres le dispensaron desde los albores de la humanidad. La fidelidad de Dios hoy, depende de la nuestra hacia Él.
La condición de la fidelidad que los judíos debían observar, para que Dios cumpliera su promesa, fue estipulada por Él, de manera directa y precisa a su pueblo por medio de Josué. Todavía existía una gran obra que hacer destruyendo las naciones que quedaban en aquel vasto territorio desde el río Jordán hasta el río Éufrates. Dios les había declarado que iba a echar a esas naciones y que ellos poseerían su territorio; pero junto con esto les recordó la necesidad de observar todo lo que estaba escrito en la ley de Moisés, sin apartarse a ningún lado. Las cosas más importantes que destacó fueron: No mezclarse, conyugalmente, ni con las naciones conquistadas ni por las conquistar; no jurar en el nombre de sus dioses, no servirles, ni que se inclinasen delante de ellos. Debían de seguirle, fieles, como habían hecho hasta ese entonces.
Dice en Josué 23 :9 “.......Pues ha arrojado Jehová delante de vosotros grandes y fuertes naciones, y hasta hoy nadie ha podido resistir delante de vuestro rostro.......” una realidad vivida que confirma la fidelidad de Dios para quienes fueron su pueblo. Esa sensación de triunfalismo verdadero la podemos sentir los cristianos de hoy en nuestra realidad contemporánea y con un valor agregado inconmensurable porque, a diferencia de los judíos, a quienes se les prometió una tierra, se les dio y que la perdieron por causa de sus pecados; Dios, nos ha prometido el cielo y la vida eterna junto a Él. Qué excelencia, qué diferencia, qué increíble. Esto es inefable. De manera que, si a ellos nadie les resistió (hasta ese entonces). ¿Cuánto más, acaso, podrá resistirnos a nosotros el Diablo y sus huestes? Hemos doblegado al pecado y hemos vencido al Diablo en nosotros haciendo que Dios gobierne en nuestros corazones.
Es historia conocida que los judíos desobedecieron todas las recomendaciones y mandamientos de Dios y acarrearon para sí la condenación, que hasta hoy los sigue, porque una de las maldiciones que Dios les advirtió que sucedería, les está sucediendo hasta hoy, después de cientos de años. Dios les advirtió que, si ellos desobedecían sus mandamientos, las naciones que quedasen en aquellos territorios, no serían arrojadas (como lo había prometido), sino que se convertirían en laso, tropiezo, azote para sus costados y espinas para sus ojos. Esto es lo que hoy vemos. Quieren recuperar el territorio que tuvieron con el rey David y Salomón y no se persuaden que la voluntad de Dios va por otro lado en Cristo Jesús. La única manera en la que Dios puede considerar a los judíos y a cualquier otro habitante de la tierra, independientemente de su raza, es que obedezcan sus mandamientos en Cristo Jesús. No hay otra manera de agradarlo.
Actualmente, lo que tenemos que hacer es un ejercicio mental con nuestra imaginación y debemos imaginarnos lo que sería nuestra vida si Dios pelease por nosotros nuestras batallas, tal y como peleó por los judíos cuando entraron a la tierra prometida. Podemos tener la seguridad que vamos a vencer todas las batallas porque estamos predestinados para vivir una eternidad en su gloria. Bien nos dice Romanos 8:37: “…….somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó…….” Siendo verdaderos cristianos, no habrá nada que nos pueda doblegar en este mundo. Vivir en la gracia de Dios es tener la seguridad que, estando en sus manos, todo lo que nos pase será para nuestro bien.
Los quiero mucho. Que Dios, todopoderoso, los bendiga rica y abundantemente en el nombre precioso de nuestro señor Jesucristo, quien vive y reina en nuestros corazones hasta el fin…….