Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

lunes, 30 de mayo de 2011

Se determina por su naturaleza



Hay gente que piensa que pueden hacer los que les da la gana con su cuerpo y tienen razón, pero tienen que pagar las consecuencias de sus malas acciones o cobrar los beneficios de las buenas. La potencialidad de nuestro cuerpo es increíble; con él podemos hacer cosas maravillosas y también perversas. El establecimiento de nuestras decisiones está enmarcado, inexorablemente, entre el bien y el mal, y no podemos hacer cosas que salgan de este marco porque su lineamiento ha sido establecido por Dios. Vistas las cosas así, hemos de aquilatar, sopesar, meditar y pensar lo que verdaderamente nos conviene hacer, antes de hacerlo. Claro que hay a quienes no les interesa, bajo ningún concepto, la categoría en la que puedan caer sus acciones; estos son los que se han pervertido y viven desvergonzados, siendo dominado por sus pasiones, dando rienda suelta a sus bajos instintos y claro, tienen quienes los secundan de muchísimas maneras. De todos los pecados el más vinculante resulta ser el de la fornicación, porque interviene todo el cuerpo y no parte.


Todos los miembros de nuestro cuerpo tienen una función específica que se determina por su naturaleza, de modo que no es posible ni dable que soslayemos dicha connotación para "investigar, probar o curiosear" otras que puedan desviar las establecidas por la naturaleza. La historia está llena de acontecimientos en donde, quienes trataron de establecer otro tipo de funciones a sus cuerpos, fracasaron rotundamente. Franz Riechelt pensó que podía volar con unas alas diseñadas por Leonardo Da Vinci y pensando en esto, se arrojó con dichas alas construidas por él y no pudo volar nunca sino que se estrelló contra el suelo muriendo al instante. Aunque esta acción fue mala, no fue pecaminosa; quizá su pecado haya sido no meditar, concienzudamente, la consecuencia de su accionar; no sé, no puedo ni debo juzgar (en este caso). El asunto es que murió por un error de cálculo y eso es irremediable. Sin embargo, existen otras cosas que sí se pueden remediar y deben ser remediadas cuando caemos en cuenta que, lo que hicimos, estuvo mal hecho.


Lo mejor que podemos hacer con nuestro cuerpo es dedicarlo a Dios completamente. Eso quiere decir que todas nuestras acciones deberán ser signadas con el viso de buenas y no de malas porque hacer cosas malas siempre ha redundado en contra de quienes las hacen. Son millones de millones las historias que se han tejido, desde que el mundo es mundo, y todas ellas pueden ser, han sido y serán catalogadas como buenas o como malas; considerando que las historias que no pueden ser definidas ni como buenas ni como malas por el hombre, por causa de la ambigüedad de quienes las vivieron; por Dios ya han sido catalogadas como malas puesto que Él lo definió de esta manera cuando dijo que, a estos, los vomitaría de su boca. El cuerpo de los seres humanos no ha sido diseñados para la promiscuidad en el sexo sino para recibir al Señor para andar con Él por siempre. Aun cuando el cuerpo será destruido por la muerte, no es menos cierto que resucitaremos con el mismo poder conque resucitó de entre los muertos nuestro Señor Jesucristo.


La connotación espiritual del sexo es que, cuando tenemos relaciones sexuales, nos hacemos un cuerpo con quien la practicamos y si somos un cuerpo con quien hemos decidido hacerlo, no podemos romper ese vínculo para hacerlo con otra persona. Por lo menos no debemos porque no fuimos hechos para tener sexo de manera promiscua sino que Dios estableció que el hombre se una con su mujer y que sean una sola carne. La unión debe ser perpetua, no ocasional y no solo para satisfacer nuestro deseo y recibir satisfacción egoísta, no, Dios no hizo las cosas así porque sabía Dios, antes de establecerlo así, que el el hombre sufriría las consecuencias de su promiscuidad. ¿Es necesario recrearnos en las innumerables experiencias frustrantes que han sucedido alrededor nuestro durante nuestra vida o las que nos sucedieron a nosotros? Si sabemos que el fuego quema ¿de dónde la necedad querer meter las manos al fuego para "probar"? Los cristianos nos hemos hecho uno con Cristo, espiritualmente y somos miembros de su cuerpo.


Pecar contra nuestro propio cuerpo es execrable y debemos aborrecerlo hasta la muerte, es la única garantía de salir incólumes en la guerra que tenemos contra las huestes espirituales de maldad, de otro modo, téngalo por seguro, nos condenaremos por la eternidad. Vale la pena vivir una vida corta de "privaciones" a una eternidad de condenación y sino, pregúntenle al rico y a Lázaro. Cuando nos bautizamos voluntariamente, siguiendo las instrucciones de Dios, el Espíritu Santo de Dios desciende sobre nosotros y se hace uno con nosotros, de modo que pasamos a ser hijos de Dios después de haber recibido el perdón de nuestros pecados. Es natural y evidente que si somos hijos de Dios, es porque hemos renunciado a todo lo mundano puesto que nos arrepentimos de lo malo que hicimos y Dios, en su suprema sabiduría y gran amor nos perdona porque confesamos el nombre de nuestro Señor Jesucristo como el propiciador de nuestros pecados. Nunca podemos ni debemos olvidar que fue Jesucristo el que murió por nuestros pecados y no nosotros.......


1 Corintios 6:12-20 

 12 Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.    13 Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.
    14 Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder.
    15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo.
    16 ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne.(B)
    17 Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.
    18 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
    19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros,(C) el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
    20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.