Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

viernes, 13 de enero de 2012

Proceder a un arrepentimiento


Los cristianos verdaderos (porque los hay falsos) debemos tener una predisposición natural de adaptarnos al devenir de nuestra vida, bien sea que nuestras limitaciones naturales sean  probadas hasta el paroxismo o bien sea que se nos otorgue holgura en la consecución de nuestras metas; siempre debemos tener fija nuestra mirada en Cristo porque, al hacerlo, demostramos nuestra dependencia absoluta en el autor de la vida y desechamos especular sobre las motivaciones de quienes nos rodean, cuando nos hacen cosas buenas o malas, así no atribuimos a Dios despropósito alguno en el devenir de nuestra existencia.

Cuando las acciones de los demás, para bien o para mal, nos afectan de una o de otra forma, debemos asumir, siempre, una actitud positiva frente a toda contingencia que nos toque experimentar. Si nos toca padecer, debemos sufrir con estoicismo nuestra desgracia, a sabiendas que nuestras almas se encuentran en las manos de Dios. Si nos toca gozar, prorrumpiremos jubilosos con algarabías y regocijos; agradeciéndole a Dios nuestra buena fortuna.

Con la presuposición que los cristianos andamos impolutos por esta vida, no debemos entonces preocuparnos cuando las desgracias nos alcancen; porque nos alcanzan debido a que Dios pone a prueba nuestro corazón y no por causa de algún pecado nuestro; aunque siempre será bueno examinarnos a cada paso. Dice 2a a los Corintios 13:5 “…....Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?.......” Lejos de lamentar nuestra desgracia, tratemos de sublimizar lo que nos acontece como desgracia, agradeciéndole a Dios que seamos probados; hacer lo contrario, es contraproducente.

Si es el caso que tenemos la seguridad que somos reprendidos por Dios por causa de nuestros pecados, será mejor proceder a un arrepentimiento sincero que logre redargüirnos profundamente de nuestra conducta y debemos sufrir con humildad las consecuencias de nuestros pecados. Siempre las cosas pueden ser peor que una simple o una compleja reprensión. Recordemos que hay quienes se han muerto en flagrante delito en la mismísima comisión de sus pecados y esto, muchas veces, después de haber sufrido numerosísimas reprensiones de parte de Dios, las cuales no fueron tomadas en cuenta por el que murió sino que, después de sufridas, se empecinó en seguir cometiéndolas. No es que Dios no tenga paciencia con nosotros, lo que sucede es que se le acaba cuando nosotros dejamos de obedecer. Realmente hay quienes se burlan de Dios pero debemos recordar que Dios no puede ser burlado.

Fijémonos que Pablito, en Filipenses 4:10-20, se goza más de la práctica del cuidado que tienen por Él los hermanos de Filipos que de la ayuda en sí misma. Si estamos en aprietos económicos y alguien nos extiende la mano para ayudarnos, de cualquier manera, nuestro gozo debe provenir de la predisposición del corazón de quién o quienes nos ayudan y no de las cosas que suplen nuestras carencias ¿no es esto más apropiado? -10 En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad.-

Debemos tener contentamiento, cualquiera que sea la posición económica que nos toque vivir. La pregunta es: ¿estamos contentos por ser cristianos o por tener bienes, posiciones, posesiones o poder? Ciertamente que nuestro gozo proviene por el don recibido de Dios en Jesús y este gozo no debe menoscabarse por tener más o menos. -11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.-

Entonces convenimos que tenemos una fuente primordial de poder en donde convergen todas nuestras necesidades, angustias e ilusiones y de donde provienen nuestras ganas de vivir; un lugar en donde nos recreamos y soslayamos con confianza, a sabiendas que todo, virtualmente, nos debe, tiene y puede salir perfecto. -13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.-

Según la madurez de cada cual, en el cristianismo, tenemos o no tenemos sensibilidad por lo que acontece a nuestro alrededor, especialmente por el sufrimiento de nuestros semejantes y más por el de los cristianos. Pablo reconoce la madurez de los filipenses y aunque no la compara con las de otros cristianos, si hace la salvedad de decir que solo ellos lo ayudaron por aquel entonces. No podemos deducir si los hermanos de otras congregaciones, pasado el tiempo, también hayan tenido la misma solicitud por el cuidado de Pablito, esperamos que sí. En todo caso, lo importante sería alcanzar esa estatura, más temprano que tarde. -14 Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. 15 Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; 16 pues aun a Tesalónica(A) me enviasteis una y otra vez para mis necesidades.-

Pablo les vuelve a reiterar, y nos reitera a nosotros, que no tiene tanto interés el valor intrínseco de lo que demos o recibamos sino, más bien, el hecho mismo de dar, ya que tal hecho se enmarca en la profesión de dar, como fruto natural del amor por nuestros semejantes, máxime si estos son cristianos; nuestros hermanos. -17 No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. 18 Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.-

Queda establecido, pues, que frente a las necesidades y carencias materiales de los creyentes, la providencia de Dios no se hace esperar para suplirnos de lo necesario para nuestra subsistencia, bien sea por mano de unos o de otros; de manera que no vale entretener demasiadas angustias o pesares por nuestras carencias sino que, más bien, debemos tener la confianza del caso en la medida con la que adoraramos a nuestro Dios en espíritu y en verdad. -19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. 20 Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.- La gloria siempre ha sido, es y será de Dios y de su hijo Jesucristo.

Los quiero mucho. Que el señor Dios, todopoderoso, los bendiga rica y abundantemente en el nombre precioso de nuestro señor Jesucristo, quien vive y reina en nuestros corazones hasta el fin.......