Todos los cristianos,
absolutamente todos, tenemos la comisión de predicar las buenas nuevas de
salvación en Cristo Jesús so pena de caer en descrédito delante de Dios. No
podemos ni debemos escamotear las órdenes como: ".......predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha
acercado......."; ".......Id por todo el mundo y predicad el
evangelio a toda criatura......."; ".......que se predicase en su nombre el
arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde
Jerusalén.......". Existe una serie interminable de elementos que nos conducen a la
consecución de nuestro cometido y mientras estemos andando por dicho derrotero,
tendremos la venia de Dios por nuestros actos. No así el que le pone largas al
asunto y no se define nunca a seguir un mejor camino del que anda. Dios es como
nosotros, con la salvedad de su perfección, pero nos insta a que la alcancemos
y nos pone todos los recurso para hacerlo y que al final
no tengamos justificación por habernos comportado como unos patanes.
Para los que no están con la Cabeza de la iglesia, es necesario que reflexionen profundamente acerca de
los caminos que andan porque conducen a la muerte y no a la vida. Personalmente
les ruego (como si Dios les rogase) que tengan a bien abandonar el camino de la
perdición y acogerse al de la salvación. Ya ha sido determinado
un día del juicio final en el que Dios, con poder, destruirá el
Universo entero con fuego; en donde no quedara una sola alma. Los que se quemen
serán como los que se ahogaron por no escuchar la predicación de Noé, quien
durante 120 años predicó para que los hombres se salvasen con él en el arca y
no hubo quién escuchase, salvo las 7 personas que con él subieron al arca y se
salvaron. Los que viven en pecado, jamás nunca podrán decir que ellos no
recibieron "ninguna" amonestación de parte de Dios porque
Dios clama desde dentro del corazón del hombre para instruirlo acerca de lo que
debe o no debe hacer. Es el hombre quien hace caso omiso a dichas instrucciones
para cometer con avidez toda suerte de pecado.
¿Por qué creen Uds. que
todos los hombres anhelamos y añoramos los tiempos de nuestra niñez? La
respuesta es muy simple: Porque, en ese entonces, estábamos bajo
la protección de Dios y bajo esa protección nos movíamos y éramos.
Sin temor a equivocarnos podemos decir que no teníamos, absolutamente, ni un
solo mísero problema y aunque hubiésemos vivido en una pobreza paupérrima, ese
nunca fue nuestro problema. Todos los niños hemos gozado la presencia de Dios
en nuestras vidas. Lo que sucedió fue que el diablo se entremetió entre
nosotros y Dios y le hicimos caso al diablo robando, mintiendo, peleando,
hablando vulgaridades y un poco más grandecitos hicimos cosas vergonzosas que
causa estupor tan solo el recordarlas. Evidentemente que Dios se retiró de nuestras
vidas cuando empezamos a hacer cosas malas y viviendo sin Él, ya nada fue
igual. Quién fuera niño de nuevo. Les doy una clave; dijo Jesús: ".......De cierto os digo,
que si no os volvéis y os hacéis como
niños, no entraréis en el reino de los
cielos......." ¿Qué quiere decir esto? Que dejemos de hacer todas aquellas cosas que
no son propias de niños, sino de adultos corrompidos y que asumamos con candor
la práctica del amor de Dios desechando todo lo malo.
Luego de dejar de hacer
cosas malas, hay que meditar para conceptualizar que, aquellas cosas que
hicimos, fueron horrendas y tremendamente pecaminosas, por las cuales debemos
de tener profunda vergüenza. Es imprescindible arrepentirse por haber ofendido
a Dios con tantísimos pecados y hay que tomar el serio propósito de no volver a
cometerlos nunca más. Nuestro Señor Dios todopoderoso tiene complacencia en
perdonarnos y lo hará si nos sometemos a sus mandamientos y de entre ellos, el
que nos sirve para el perdón de nuestros pecados es el de cumplir su orden de
bautizarnos porque dice: ".......Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el
don del Espíritu Santo.......". Fijémonos que después que recibimos el perdón de
nuestros pecados, se nos dice que recibiremos el don del Espíritu Santo, no
antes. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que Dios regresa a nosotros para
ser uno con nosotros como cuando éramos niños. No perdamos esta oportunidad. Acerquémonos a Él que Él se acercará a
nosotros.
Yo quisiera arrebatar del
fuego venidero a quienes están condenados por sus acciones porque también
tenemos esa orden y es menester cumplirla para regocijo de nuestro Dios quien
nos dice: ".......A otros salvad,
arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo
aun la ropa contaminada por su carne......." Lamentablemente tenemos que decir que hay quienes
ya no se salvarán de la condenación porque han pisoteado la sangre de Cristo
con sus acciones y no tienen viso de arrepentimiento. Ya no tienen conciencia
de lo que hacen y les da lo mismo matar que ser muertos; ya no
distinguen entre el sufrimiento de su madre y la risa de una meretriz. Han sido entregados por el mismo Dios para
que se pierdan del todo. Para Dios no hay nada imposible; Él puede hacer todo lo que el hombre
no puede. Tenemos un Rey maravilloso que se ha compadecido de nosotros dándonos
a su hijo Jesucristo para morir por nuestros pecados en una cruz; para que
nosotros no tengamos que morir por ellos. Es imposible recibir de nadie mayor
favor que el que se nos ha otorgado; recibámoslo con alegría y contentamiento;
empecemos nuevamente a gozar de su presencia hasta el día de nuestra
muerte.
Los quiero mucho. Que
el señor Dios, todopoderoso los bendiga rica y abundantemente en el
nombre precioso de nuestro señor Jesucristo quien vive y reina en nuestros
corazones hasta el fin......