Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

jueves, 30 de septiembre de 2010

“.......es el último tiempo.......”


Muchas son las evidencias que nos dicen que estamos en el último tiempo de la historia de la humanidad y aunque esto no sea así, para algunos, es mucho mejor estar persuadidos y que no lo sea a que lo sea y no estemos persuadidos. El desborde del descaro de la gente que mal actua, es patente en todos los estamentos de la vida mundial. Asistimos a un fenómeno social sin precedentes en la historia de la humanidad; la comisión diaria de las malas acciones de los que han renunciado a Cristo, nos confirma, fehacientemente, que estamos en el proceso del último tiempo, como lo declara 1 Juan 2:18 “.......Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo.......”
Los anticristos son los que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Si recreamos, mentalmente, los últimos acontecimientos (tanto locales como mundiales); podremos ver, como si fuera el pan del día: asesinatos, adulterios, mentiras, robos, estafas, violaciones, sinvergüencerías, borracheras, drogadicción, estrupo, codicia, malicia, chisme, griterías, glotonerías, sensualismo, homosexualismo, lesbianismo y así podríamos, virtualmente, numerar todos los pecados habidos y por haber y confirmaríamos que, ciertamente, las cosas no están nada bien, es más; están muy mal. Anticristo es el que niega al  Padre y al Hijo y negar al Padre y al Hijo es actuar sin consideración de ninguna especie, haciendo lo que nos da la gana a diestra y siniestra; pecando siempre.
¿Qué hacer frente a esta contingencia? Lo mejor y más efectivo que podemos hacer es darnos por muertos a todas estas cosas para que no puedan alcanzarnos. Darse por muerto al pecado tiene la implicancia de estar vivo delante de Dios, de manera que, en su presencia, empezamos a andar siguiendo sus instrucciones. Las instrucciones de Dios las recibimos todos los días en los momentos en que tomamos decisiones que comprometen la integridad de nuestro ser. Aunque existen otro tipo de decisiones, en las que no se compromete nuestra integridad, no por ello debemos descuidarlas porque, muchas veces, el enemigo toma ocasión para engañarnos con cosas que, a nuestros ojos, parecen nimias o muy poco dignas a que les prestemos mucha atención.
Delante de la presencia de Dios, a la hora del juicio, nadie podrá justificarse diciendo que nunca nadie le habló de la existencia de Dios. Dios se remitirá a los razonamientos que las personas tuvieron antes y después de la comisión de sus respectivos pecados. La conciencia de cada cual nos defenderá o nos acusará a la hora del juicio; porque la ley está escrita en nuestros corazones. Es menester que el hombre común y corriente se interese en este tipo de cosas y que no solamente dependa de su criterio, al tomar decisiones importantes, sino que, tomando la Biblia en sus manos; escudriñe las profundidades de Dios. Le auguro grandes sorpresas.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

“.......comiste del árbol.......”


Recuerdo que, cuando estaba en el Colegio Militar, aprendí que: “.......las órdenes se cumplen sin dudas ni murmuraciones.......” Ciertamente que, entre militares, esto es vox pópuli y nadie se atreve a contradecirlo, so pena de ser castigado. Estuve tres años en este colegio y fui castigado, algunas veces, por mi rebeldía. El colegio era un internado y salíamos a nuestros hogares los fines de semana. Los que se portaban mal, no salían. No ver a nuestros familiares era un gran castigo, pero la comision de las faltas, aparentemente, eran más seductoras que ver a nuestras familias. Algo así sucede con la vida secular pero sus alcances son mucho más graves, porque atañen a la continuidad de nuestra vida por la eternidad.
Todos sabemos muy bien que la primera y única (en ese entonces) orden de Dios, en el mundo, fue hecha a Adán y Eva. Todos sabemos también que ellos desobedecieron y recibieron la retribución de sus hechos como lo declara Génesis 3:17 “.......Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.......” y otros versículos adicionales. En ese momento y por causa del pecado, la muerte entró en el mundo trayendo consigo la desesperanza y la condenación. No hay nada que el hombre pueda hacer, por sí mismo, para regresar a estar nuevamente en armonía con Dios.
A partir de Adán y Eva, Dios sujetó a la humanidad a desobediencia, para tener misericordia de todos y por medio de Jesucristo (espíritu vivificante) se reconcilia con el hombre que cayó con Adán (alma viviente). A quienes les parece complicado los asuntos de Dios, nuestro señor Jesucristo resume la ley mosaica en dos grandes mandamientos que prevalecen hasta hoy: Amarás a Dios con todo tu corazón, alma, mente, y fuerza. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Estos mandamientos deben ser obedecidos so pena de ser castigados. El amor que debemos profesar a Dios debe ser absoluto y no admite reservas de ninguna especie. Ese tipo de reservas las encontramos en personas que dicen que “.......creen en Dios a su manera.......” Básicamente es el argumento de los que hacen lo que les da la gana.
Seguí siendo una persona mala. Por mi mala conducta me botaron del colegio y seguí pecando hasta que me encontré perdido y sin rumbo. Dios seguió insistiendo en que yo debía de cambiar obedeciendo y así como conmigo, también insiste con todos y cada uno de los mortales. Un dia tocó la puerta de mi casa una preciosa señorita de raza hindú, acompañada de un joven de raza italiana. Ellos habían sido llamados por mi madrecita para entregarme un curso gratuito sobre lo que dice la Biblia. Al comprender lo que Dios ha hecho y sigue haciendo por mi y por todos nosotros; no tuve más que rendirme a los pies de Cristo quien murió por nosotros para perdonar todos nuestros  pecados, introduciéndome a su Iglesia. Por añadidura, también, me dio a esa señorita como mi esposa. Soy tan feliz....... 

martes, 28 de septiembre de 2010

“.......el libro de la verdad.......”


El Libro de la verdad es una figura metafórica que sirve para designar todo lo relativo a Dios y su entorno y una de sus características principales es que contiene, entre otras cosas, la revelación de todas las escrituras y su interpretación, así como la suma de todos los acontecimientos habídos y por haber de la historia de la vida. Trabajar con el libro de la verdad es sumergirse en la mente de Dios en donde ningún sondeo será tan profundo que podamos tocar piso. Es la fuente inagotable del conocimiento de Dios y hojear su contenido es un privilegio legado a unos pocos; los que creemos en su existencia y nos beneficiamos de ella.
En todo tiempo, Dios, ha revelado y revela muchos contenidos del libro de la verdad, cosas que el hombre escudriña con su mente y nos constituye en hombres que anhelamos dicho contenido; sin dicho anhelo no hay probabilidad de saber absolutamente nada de su contenido. Al hombre común solo le basta la manifestación de Dios por medio de la naturaleza. Si con tan deslumbrante expresion de su amor y poder, el hombre no puede descubrir la presencia de Dios; mucho menos lo hará con cosas más profundas, como lo son, las revelaciones del libro de la verdad. El hombre que no se maneja con Dios es un desvalido espiritual.
El profeta Daniel fue uno de los privilegiados de este tipo de revelación, como lo podemos ver a todo lo largo del libro que lleva su nombre. Dice Daniel 10:21 “.......Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.......” Otra metáfora analoga es el libro de la vida y así, en muchas partes de la Biblia encontramos figuras metafóricas y giros gramaticales que requieren ser analizados y estudiados para una major comprensión de los asuntos de Dios. Si anhelamos conocer las profundidades de Dios, Él nos guiará por buen camino y nos dará satisfacciones.
También podemos encontrar numerosos axiomas que pueden ser comprobados para nuestro beneplácito. Uno, que me impresiona mucho, es el relatado en Santiago 4:8 “.......Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.......” La contrapartida de este enunciado es que, si nos alejamos de Dios, Él también se alejará de nosotros. Menos mal que los rudimentos de su doctrina son muy fáciles.
Si Dios es quien maneja el libro de la verdad, evidentemente que hay quien maneja el de la mentira y de este libro se nutren los malos hombres, engañandores, que van de mal en peor, quienes viven engañando y siendo engañados. No os engañéis, Dios no puede ser burlado; tarde o temprano segaremos lo que hemos sembrado. Es menester que atendamos, con solicitud, el ruego que Dios hace, humildemente, por boca de sus santos. No detengáis con injusticias la justicia de Dios que clama por imponerse para nuestro bien y el de toda la humanidad y tengamos en cuenta que si lo hacemos, acarrearemos la ira de Dios y ¿quién podrá sostenerse?

domingo, 26 de septiembre de 2010

“.......Mirad por vosotros mismos.......”


El amor propio es de carácter antropológico, es decir, atañe a todos los hombres por igual y a sabiendas de esta realidad, nuestra Señor Jesucristo mandó a que amemos a nuestra prójimo como a nosotros mismos; pero no podemos amar a nuestra prójimo si no nos amamos a nosotros mismos o si nos amamos muy poco; forzosamente vamos a amar muy poco, también, a nuestra prójimo. Muchas veces, también, el amor propio es desmesurado y a veces, hasta enfermizo; se torna en egolátrico. En este punto el hombre se vuelve egoista, envidioso, celoso, etc.
Encontrar la medida cabal del amor propio que nos debemos profesar, radica, en principio, en la importancia que le dispensemos a nuestra relación con Dios; luego, a nuestra relación con nosotros mismos y después con nuestro prójimo. En este orden de ideas las cosas deben salir como Dios manda. Si descuidamos este derrotero, entonces, las cosas no nos saldrán bien. Me refiero, exclusivamente, a la satisfacción que debemos sentir al tener una comunion imperecedera con Dios. Muchos confunden el estar bien espiritual con el estar bien material, craso error. Son cosas muy diferentes y no, necesariamente, concatenadas.
Cuando se nos dice en 2 Juan 1:8 “.......Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.......”, se nos dice, porque hay cristianos que, habiendo hecho muchas cosas buenas, finalmente se pierden por muchas razones y dentro de ellas, la falta de un amor propio que nos persuada a no cometer ninguna clase de pecado.
“.......Mirad por vosotros mismos.......” es andar en amor y el significado de andar en amor encierra, en sí mismo, el considerar todo, absolutamente todo en nuestra vida, como lo considera Dios. De esta manera nos convertimos en instrumentos de la voluntad de Dios y conforme avancemos en el tiempo, teniendo esta consideración de nuestra entorno, también empezaremos a actuar como Dios hubiera actuado en todas y cada una de nuestras acciones de nuestra vida; todas. Siendo, como es, que Dios es infallible, nosotros también podemos ser infallibles como lo fue Cristo. Este es el verdadero cometido del cristianismo: Alcanzar la estatura espiritual de Cristo, no quedarnos nunca a la altura de satanás.
“.......Mirad por vosotros mismos.......” también tiene la implicancia de reflexionar en no caer en la infatuación, mientras corremos hacia la corona de Gloria que nos esta reservada; porque sucede que, en dicha carrera, al tener momentos de regocijo por nuestros logros, el Diablo nos tienta para que nos sintamos orgullosos de nosotros mismos y no le rindamos la gloria a Dios como que, si lo que hicimos, fuera obra de nosotros en exclusiva; como si no hubieramos tenido la inspiración de Dios. Dios es el que da el querer como el hacer y también recibimos de Él todo. Finalmente es impresindible recordar que nuestra galardón completo lo hemos de recibir en el cielo y que el placer que sentiremos es más grande que los de la tierra.

sábado, 25 de septiembre de 2010

“.......da gracia a los humildes.......”


Todos los días de nuestra vida , cuando nos levantamos por la mañana, asumimos nuestra personalidad y nos enfrentamos a la vida. Pero es necesario reflexionar acerca del rol que asumimos, como seres humanos, en el concierto mundial. Querámoslo o no, la sumisión de nuestra personalidad, a dicho concierto mundial, tiene una influencia gravitante que determina el carácter del mundo; tanto así que podríamos decir, sin temor a equivocarnos, cuál es el estado de este mundo. Por ejemplo: Yo veo que este mundo va de mal en peor y esa cosmovisión es el resultado de un análisis somero de mi entorno; un análisis que no necesita demasiado esfuerzo y la razón por la que puedo dar un diagnóstico de esa naturaleza, es porque puedo ver que, la actuación de las personas, es mala.
¿Qué pasaría si la actuación de todos los seres humanos se concertara alrededor de Dios? La historia sería distinta, muy diferente de la que vemos cada día. Para comenzar, se acabarían las guerras, los pleitos, las envidias, las malas lenguas, los malos procederes, etc., etc., etc. Todo sería armonía y empezarían a desaparecer, poco a poco, todas las dificultades que nos atormentan. Pero esa no es la realidad. La realidad es que todos quieren hacer lo que les da la gana y les importa un pepino todo aquello que no redunde en el beneficio propio. Triste realidad.
Hay dos maneras básicas en las que el hombre asume su rol en este mundo: Humildemente o soberbiamente. Son posiciones antagónicas, dentro de las cuales, cada individuo, asume su propio rol. Los humildes somos quienes nos sometemos a los dictados de Dios y cuidamos de cumplir sus mandamientos y los otros, son los que están pendientes de sus propias resoluciones y no quieren depender de Dios para absolutamente nada.
En este punto, la reflexion va por el lado de comprender la resolución de Dios en el tratamiento de dichas actitudes y lo menciona, muy claramente, en Santiago 4:6 “.......Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.......” Cada uno de nosotros puede examinar su experiencia vivida y darse cuenta, a partir de ahí, que dicho enunciado se convierte en axioma porque lo podemos comprobar, nosostros mismos, que así es. Un ejemplo de lo que estoy diciendo lo vi en un video en el se veía a un ciclista, en una competencia, el cual estaba llegando a la meta, virtualmente solo. Este ciclista, pensando que era el triunfador, levantó las manos vanagloriándose de su “hazaña”, poco antes de la meta y en un descuido, perdió el control y se cayó. El que venía atrás, ganó.
En todas y cada una de las acciones del hombre, Dios interviene; bien sea para oponerse o para darnos gracia y qué bueno que así sea porque es la única manera de descubrir si aquello que estamos hacienda merece o no la aprobación de Dios. Lamentablemente, hay quienes no quieren entender esta situación y se empeñan en dar “.......coces contra el aguijón.......” yendo de fracaso en fracaso.



viernes, 24 de septiembre de 2010

“.......se entenebrecieron nuestros ojos.......”


En numerosas oportunidades, a través de la historia, los judíos entraron en pecado y “no se dieron cuenta” que eso, siempre, los llevó a padecer la consecuencia de los mismos porque Dios los disciplinaba fuertemente hasta el punto de afligirlos profundamente para que, en medio de su sufrimiento, recapacitaran de los malos caminos que habían tomado. Pasaron cientos de años y siempre se repetía la misma historia hasta que Dios, con su gran misericordia, mandó a su propio Hijo para hacerles ver la manera en que Él quería que viviera su pueblo. Todos sabemos que, lejos de seguir su ejemplo, lo mataron crucificándolo.
Fue tanta la perversidad de los judíos para con Cristo que hasta ahora piensan que le hicieron un favor a Dios eliminándolo. Jamás han pensado, ni lo pensarán, que cometieron un horrendo crimen y para testimonio de ellos y el mundo, Dios hizo que resucitara para beneplácito de los que nos beneficiamos con su muerte. Porque los que nos beneficiamos con su muerte somos todos aquellos que asumimos y creemos que él murió por causa de nuestros pecados para que nosotros no tengamos que morir por causa de los nuestros; porque Cristo se puso en nuestro lugar y en el lugar de todos los que hemos pecado.
A partir de Cristo ya no tenemos que lamentarnos de nuestros pecados como los judíos se lamentaron en Lamentaciones 5:17 “.......Por esto fue entristecido nuestro corazón, Por esto se entenebrecieron nuestros ojos.......” y otros múltiples pasajes en donde quedó plasmada, históricamente, la tristeza de los judíos por causa de sus pecados. La causa por la que ya no debemos lamentarnos de nuestros pecados es porque ahora caminamos bajo el sino de la santidad y no del pecado y es en esta situación que el mismo queda abolido, desterrado, menospreciado.
Hay dos tipos de tristeza: una según Dios y otra según el mundo; como reza 2 Corintios 7:10 “.......Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero latristeza del mundo produce muerte.......” Nosotros podemos identificar el tipo de tristeza que nos embarga por medio de la observación del efecto que produce en nuestras vidas. Si la tristeza que nos embarga, por cualquier causa, es una tristeza que nos hace pensar que por causa de nuestros pecados hemos caido en desgracia; esa es una tristeza según Dios. Si la tristeza que tenemos no nos hace recapacitar acerca de nuestros malos caminos y nos hundimos en una desesperación que no tiene consuelo; entonces esa tristeza es según el mundo; solamente causa hondo dolor, angustia,  muerte.
No son fortuitos los acontecimientos mundiales que acarrean desgracia y desolación; es la disciplina que Dios ejerce sobre el mundo para que el mundo proceda a su arrepentimiento de los malos caminos por donde caminan de manera más generalizada, de un tiempo a esta parte. Mientras más pecado exista, más desgracias van a haber. Mientras más santidad exista, habrá más sociego y paz.



jueves, 23 de septiembre de 2010

“.......el justo con dificultad se salva.......”


Como todos podemos ver, este mundo va de mal en peor; porque el príncipe de este mundo es el terrible satanás y no se calmará hasta que lo vea destruido. Él es el padre de toda mentira y se opone a todo lo que es correcto, a todo aquello que nosotros pensamos y a todo lo bueno que hacemos, cuando seguimos, entre muchos pasajes, este versículo en Filipenses 4:8 [ En esto pensad ] .......Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.......”
Padecer por causa del pecado es una aflicción penosa, pero padecer sin haber pecado, no ha sido dado a quienes tienen el alma veleidosa. Ponerse a emular a Cristo es conceptualizar, también, que vamos a padecer como Él, porque él fue condenado sin haber pecado. Nosotros, los cristianos, no podemos esperar menos. En este mundo, el mal se impondrá sobre el bien pero, en el otro, el bien se impondrá sobre el mal. Si ha sido determinado por Dios que las cosas sean así, ¿por qué el afán del hombre de vivir como si este mundo fuese a prevalecer?
A pesar de la investidura conque estamos revestidos, los cristianos no estamos exentos de padecer; no por causa de nuestro pecado, sino por causa del pecado de los otros, que nos impone padecimiento por pregonar lo que está en contra de lo que ellos practican y son. Siendo, como es, que por causa de la justicia que practicamos, vamos a ser vilipendiados, ¿qué pueden esperar los que practican injusticias? 1 Pedro 4:18 “.......Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?.......”
Hay una razón por la que estamos en este mundo y esta es la de agradar a nuestro Padre celestial, aunque sabemos que, haciéndolo, vamos a desagradar al Diablo y a sus secuaces, quienes harán todo lo posible por hacernos caer. Los cristianos debemos recorder que vamos a padecer por la práctica de la injusticia de otros y por la práctica de nuestra justicia. Ciertamente que  hemos sido advertidos en 2 Timoteo 3:12 “.......Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.......” de manera que no debemos sorprendernos de lo mal que el mundo actuará contra nosotros. Lo que nos debiera de sorprender es que nadie nos moleste por hacer justicia; si nadie nos molesta, eso es un indicativo, alarmante, que nos anuncia que no estamos actuando todo lo justo que deberíamos actuar; algo anda mal.
Es necesario empezar a vivir como si estuviéramos en otro mundo, en un mundo donde todo sea armonía, paz y felicidad; un mundo en donde no tengamos que condenar la maldad porque en ese mundo no se practicaría. Un mundo donde Dios sea nuestra luz y nuestra guía. Si en este mundo, de perdición, logramos andar como Dios manda, a pesar de las dificultades; entonces somos aptos para el otro.

martes, 21 de septiembre de 2010

“.......gemimos con angustia.......”


Los que optamos seguir a Cristo nos enfrascamos en un cambio radical de vida; no puede ser de otro modo, no pueden haber “medias tintas”, postergaciones o claudicaciones puesto que, de otro modo, no alcanzaríamos aquello para lo cual fuimos electos, como todos los humanos.
Todos los seres humanos hemos sido predestinados (electos) para vivir eternamente con Dios en su Gloria y venimos a este mundo para aceptar dicha elección o desestimarla, porque nadie va a ir al cielo por obligación sino por devoción; ni nadie va a ir al infierno, por los mismos motivos. Nosotros somos quienes escogemos nuestro destino eterno, mientras vivimos en esta vida. Dios, pudiéndonos obligar a adorarle, ha tenido la humildad de darnos a escoger entre Él y aquel que se le rebeló en el cielo. No hay terminus medios.
Dios sabe, perfectamente, que estando en la carne, el hombre pecaría por obligación. Lo sujetó a esa condición para, después, compadecerse de él como se explica en Romanos 11:32 “.......Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.......” Al tener misericordia de todos nosotros, nos perdona, a cada cual, en la medida en que nosotros nos comprometemos con sus dictados haciendo vivir lo espiritual en nosotros, por encima de lo carnal. Hay quienes anhelan a Dios fuertemente, pero dicho anhelo no pasa de eso porque, los deseos de la carne, ahogan dichos anhelos.
Cristo es la medida que colma nuestros anhelos, en él vemos realizado nuestro ideal de lo que queremos ser; precisamente para eso vino el hijo de Dios, para mostrarnos, a los mortales, el camino que debemos seguir para alcanzar la Gloria junto a Dios. No por obras, para que nadie se gloríe sino acogiéndonos a la gracia que nos ha extendido de su propia voluntad y por su amor. Hay que recordar que somos ángeles caidos que fuimos arrojados a la Tierra, antes de irnos al infierno. Dios, nos está dando una segunda oportunidad. Nos rebelamos en el cielo, junto con satanás y estamos aquí para recapacitar acerca de si seguiremos rebeldes a Dios o nos allanaremos a sus dictados.
Es, en la lucha que nos plantea la vida, en donde batallamos tratando de conserver nuestra integridad a toda costa y el anhelo de una mejor vida en la eternidad nos tiene a la expectativa. Bien lo expresó Pablo en 2 Corintios 5:4 “.......Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.......” Nosotros, los cristianos, hemos pecado como el que más y sabemos que el pecado es, sobremanera, apetitoso y que causa placer para el que lo comete, según nuestra propia concupiscencia. El estar expuestos, hasta la muerte, a los avatares y tentaciones del Diablo es una batalla agotadora en donde se confrontan el bien, que queremos hacer, contra el mal que pretende seducirnos. Triunfaremos.

lunes, 20 de septiembre de 2010

“.......contra tus muros.......”


Las profecías de Dios siempre se han cumplido, desde tiempos inmemorables y las que no, se cumplirán, indefectiblemente; a no dudarlo. Entre las innumerables profecías que se encuentran en la Biblia, extraemos un versículo en Ezequiel 26:9 que dice: “.......Y pondrá contra ti arietes, contra tus muros, y tus torres destruirá con hachas.......” Esta es una pequeña parte de toda la profecía que Dios hizo, por boca de Ezequiel, sobre la ciudad de Tiro y esta se cumplió, al pie de la letra, cuando Alejandro Magno la conquistó el año 333 AC.
El desenfreno de la maldad es cada vez más y más patente. La gente está perdiendo los escrúpulos más y más cada día. Yo recuerdo muy bien cuando los hombres tenían sangre en la cara porque, frente a una situación vergonsoza, se les enrojecía. Hace años que no veo este fenómeno natural de la gente decente. Ahora, lo “encomiable” es demostrar quién tiene más flema y desparpajo para cometer sus fechorías; tanto así que, cuando se les increpa algún desliz, se excusan diciendo: “son daños colaterales”, “errores positivos”, “es una opción selectiva”, etc., etc., etc. Creen que pueden justificarse de la comisión de su maldad y que están predestinados a gobernar el mundo.
Estamos, con seguridad, en los postreros días, como se profetiza en Timoteo 3:1-4 “.......También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios.......”
Si esta es nuestra realidad: ¿Seguiremos sin escuchar las llamadas de Dios, para arrepentirnos, antes que nos alcance el fin? Si podemos ver, con nuestros propios ojos, el deterioro del mundo frente a nuestras narices. ¿No reaccionaremos, frente a esta contingencia, como sería lógico y nos pondremos a buen resguardo? Hoy puedo comprender, con meridiana claridad, la frustración de Noé cuando invitaba a todo el mundo a subir al arca y nadie le correspondía, antes del diluvio. También nos pasa lo mismo a nosotros, los cristianos. Aunque no podemos decir que nadie nos escucha, porque hay quienes sí; siempre nos apenan los que no quieren persuadirse de la realidad espiritual de sus vidas, ni aunque se los demostremos.
¿No nos prepararemos para confrontar dicho fin? El hombre que se humilla delante de Dios, será exaltado por este; porque Dios aprecia el corazón contrito y humillado Salmos 51:17 “.......Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.......” No permitamos que Dios vaya contra nuestros muros por pecar....

domingo, 19 de septiembre de 2010

“.......todos sois hijos de Dios.......”


Hay quienes dicen que “todos” somos hijos de Dios, sin considerar las implicancias de esta aseveración, porque las Escrituras dicen algo más completo en Gálatas 3:26 “.......pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.......” Entonces, no somos hijos de Dios, sino es por la fe en Cristo Jesús y esa es la implicancia que tenemos que considerar para que la aseveración sea completa.
Esto quiere decir que, si no tenemos fe en Cristo Jesús, no hay otra forma de ser hijo de Dios como creen los musulmanes, los judíos y todas las confesiones. Una vez que comprendemos la forma en que se descalifican las confesiones de los que se dicen ser “hijos de Dios”, automáticamente, también, se descalifica todo aquello que pretenden hacer en el nombre de dicho “dios”. No solamente la fe en Cristo Jesús, per se, es lo que nos califica como hijos de Dios, no; sino que, a dicha fe, hay que sazonarla con obras, como reza Santiago 2:20 “.......¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?.......”
En este punto debemos reflexionar que, hay quienes se dicen ser hijos de Dios en Cristo, pero sus obras desdicen lo que pretenden ser. Lo peor de todo es que, también, se hacen llamar cristianos y le dan un flaco favor al cristianismo verdadero. Me refiero a los católicos, en especial, a su institución. Ellos han sido descubiertos, de manera generalizada, como pederastas y abusadores sexuales consuetudinarios. Es una gran pena y me causa mucha indignación, como a muchos. El problema principal es que, cuando un miembro del clero católico comete una falta de esta naturaleza, los transgresores son cubiertos por un manto de impunidad desde la misma institución. Una cosa muy diferente sería si el clero se rasgara las vestiduras y sancionara, ejemplarmente, a los transgresores.
Se han reportado casos en los que, miembros del clero, al ser descubiertos en su inmoralidad, fueron cambiados a otras parroquias por sus superiores y en estos otros lugares, también pecaron igual. Son dignos de total execramiento. Todos sabemos también que, en muchos paises, las autoridades seculares los apañan. Diluyen las denuncias; no les prestan la debida atención; largonean, en el tiempo, los atestados, los pierden, tergiversan los hechos, declaran ineptos a los denunciantes y usan argucias mil para escamotear la justicia.
El mundo aplaudiría si el fuero canónico expulsara a los que practican este tipo de aberraciones pero no, tras piedras, palos. No los expulsan, los promueven. Debiendo ser ellos, total y absolutamente, más lúcidos en sus tratamientos con este tipo de asuntos; vemos pasmados como, sistemáticamente, entran en contubernio con los transgresores. Menos mal que tenemos una ilustración que nos aclara el panorama en Romanos 1:32 “.......quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.......” Más claro, ni el agua.......

sábado, 18 de septiembre de 2010

“.......tenía espíritu de adivinación.......”


Recuerdo muy bien que, cuando yo era niño, las personas mayores nos recitaban una frase que después yo también se la recité a mis hijos, “sobrinos” y demás; esta decía: “.......adivinanza, adivinanza ¿qué tiene el rey en la panza?.......” y el que la recitaba, casi siempre, tenía una sorpresita en la mano cerrada, haciendo puño y se lo mostraba a los niños que atendían, para dársela a quien adivinaba.
Un juego, como muchos, inocente, trivial, baladí; sin perjuicio moral. Otra cosa, muy diferente, son aquellas adivinanzas en las que, las mismas, ya no son un juego sino, más bien, algo muy pero muy serio; adivinanzas en donde comprometemos nuestra moral, nuestra fe, nuestras creencias, nuestra razón y lo peor de todo, muchas veces, nuestro dinero.
En el primer siglo de nuestra era, los apóstoles de Cristo tuvieron la siguiente experiencia, narrada en Hechos 16:16: “.......Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando.......” Este espíritu fue arrojado fuera de esta muchacha y con él, la esperanza de ganancia de sus amos. La consecuencia final fue que, Pablo y Silas fueron arrestados injustamente.
Alrededor de la adivinanza circunvalan muchísimas motivaciones pero las más destacadas son aquellas que se refieren a las adivinanzas alrededor del amor, la salud y la economía. Con la adivinanza, el hombre pretende adelantarse al futuro y quiere sacar ventaja de este “privilegio”. Gastar dinero, con la pretension de adivinar algo, es una injusticia y por lo tanto, un pecado, porque, según 1 Juan 5:17: “.......Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.......” Si dispensamos un solo centavo para adivinar “algo” en los juegos de azar, horóscopos, “enlaces” de amor o en toda aquella retahíla de cosas que giran alrededor de las adivinanzas; pecamos. Si, en vez de dispensar nuestro dinero en cosas útiles, las gasto en adivinanzas, peco.
En el mundo se gastan, diariamente, millones de millones de dólares en asuntos periféricos a las adivinanzas y si Ud. es parte de esa dispensasión, Ud. está pecando y no tiene justificación, porque no existe. Si los millones de millones de dólares, que se gastan diariamente, en los asuntos relacionados con el azar, fueran canalizados para dar de comer a los hambrientos; entonces estaríamos hacienda justicia y seríamos vistos con beneplácito por Dios. Pero esa no es la realidad; la gente sigue gastando su dinero en “adivinanzas” y los hambrientos siguen muriéndose de hambre en el mundo cada día.
Antes que este mundo se queme -porque de que se quema, se quema- necesitamos ser encontrados incólumes en nuestra relación con Dios; porque en el día del juicio no habrá ningún tipo de excusas para salvarse de la condenación que acarrea actuar con injusticia, en nuestra vida, en este mundo.

viernes, 17 de septiembre de 2010

“.......todos vienen a él.......”


Desde el primer momento en que nuestro señor Jesucristo hizo su aparición pública en Palestina, no ha dejado de menguar. El brillo de su personalidad es atractivo para propios y extraños. Él deslumbra desde el interior de su ser y nos expresa la voluntad de Dios acerca de cómo debe ser constituido el ser humano. Él mismo y en sí mismo se representa como hombre hasta el punto en que, en lo paradigmático de los humanos, no se puede establecer un parangón mayor.
Teniendo la premisa de la presencia de Cristo en la humanidad, somos impelidos, querámoslo o no, a establecer una relación con Él. Todas las relaciones que se establecen con Jesucristo son a través del Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo, que es Dios, habla con nosotros por medio de la conciencia; instruyendo a todo hombre a actuar como Cristo. El mismo Espíritu Santo que actuó con Jesucristo es el mismo Espíritu Santo que actúa con todos los hombres y es por eso que el hombre no tiene justificación por sus malas actuaciones. Dios le advierte al individuo de lo contraproducente de sus malas acciones y lo reprende después de cometidas.
En este punto, entonces, podemos establecer que, finalmente, es el hombre quien toma las desiciones que conducen sus pasos por el derrotero de la vida; el hombre es el único responsible del estado de su salud espiritual, donde quiera que este se encuentre, en este mismo momento. Hay millones de estados espirituales en los que se puede encontrar el hombre, tantos como el número de habitantes del mundo, pero uno solo aquel en que el hombre establece una relación de verdadera comunión con Dios y este es el estado ideal máximo al que puede llegar el hombre en su conjunto. Lo contrario, es decir, lo horrendo, es cuando el hombre cae en el lado opuesto del estado ideal para sumergirse en lo que muchos han dado a llamar, no sin razón: “.......un infierno.......”
Tal es la personalidad de Cristo que, apenas empezado su ministerio, la gente venía Él, como se relata en: Juan 3:26 “.......Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él.......” Hoy sigue bautizando y la gente sigue viniendo a sus piés, pero también, como en ese entonces, hay quienes lo rechazan y no le dan ni una sola cabida a lo largo de sus vidas.
El reconocimiento de lo bueno y de lo malo es de carácter antropológico. En todas las culturas, los hombres saben lo que es bueno y lo que es malo, nadie se los tiene que decir; el pensamiento, acerca del significado del bien y del mal, es inherente a la humanidad; es con esta inherencia que el hombre actúa dentro de la sociedad y establece lo que “mejor” le parece; pero en este ejercicio hay quienes destacan por lo malo que hacen y no por lo bueno. Finalmente y en este orden de ideas, está establecido que sobre la Tierra prevalezca el mal, hasta que Cristo venga.

jueves, 16 de septiembre de 2010

“.......Yo te llevaría.......”



La parafernalia que existe alrededor del matrimonio, en casi todas las culturas, resulta, algunas veces, engorrosa; por numerosas razones que no es menester enumerar (son miles). Digo esto porque, por causa de dicha parafernalia, se pierde, algunas veces, el significado real y profundo de la unión entre un hombre y una mujer. Los más triste es que Dios, casi siempre, sale sobrando.
Cuando vemos, en Cantares 8:2, como una enamorada siente frustración por los cánones de la cultura en donde le tocó enamorarse; ella dice: “.......Yo te llevaría, te metería en casa de mi madre. Tú me enseñarías, Y yo te haría beber vino. Adobado del mosto de mis granadas.......” El enamoramiento del Cantar de los Cantares, es un prototipo del amor que tiene la Iglesia de Cristo por su novio.
Nuestro señor Jesucristo hace una explicación sencilla y magistral del significado del matrimonio y respondiendo a los fariseos sobre el divorcio, en Mateo 19:4-6, sentencia: “.......Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.......” No hay mención, en la Biblia, de “rituales” que deban ser observados.
En la mayoría de las culturas del mundo se ha distorsionado este significado y lo “común” es, antes de casarse, tener varios enamoramientos, algunos “sazonados” con sexo, porque los jóvenes no son enseñados acerca de la gravedad, seriedad y significado profundo de estar en amores con otra persona y parece no importarles.
Tenemos que tener en cuenta de la responsabilidad que asume Dios en los encuentros principescos de una pareja pero, antes que eso, los jóvenes tienen que estar concientes que son guiados, por la mano de Dios, hacia su pareja. No son fortuitos los encuentros entre jóvenes, Dios siempre está ahí; pero si dichos encuentros se hacen sin comulgar con Dios, la historia será diferente. Los jóvenes deben pensar que si se están enamorando, por primera vez, de alguien; es porque Dios está detrás. Teniendo esa seguridad, el derrotero que emprendan tendrá el sino del triunfo. Pero si existe duda, inseguridad, recelo, reserva, etc; entonces es mejor no emprender ningún tipo de relación sentimental.
Si los jóvenes tienen en cuenta que Dios ha diseñado una unión en donde no deban separarse, por ser Dios quien une a las parejas, asumirían una verdadera responsabilidad antes de “buscar”, sin derrotero, pareja. Yo les recomiendo a los jóvenes solteros que, cuando vean a alguien del sexo opuesto, piensen que ese alguien pudiera ser su cónyugue el resto de sus vidas. De esta manera se harán selectivos en sus apreciaciones, considerando este punto de vista. También pienso que, en vez de preguntar a una jóven si quiere ser nuestra enamorada, deberíamos preguntarle si quiere ser nuestra esposa. Se puede vivir un tiempo de noviazgo, sin sexo, en el que las parejas se conozcan más. Si la pareja tiene sexo, deben de tener en cuenta que, ante los ojos de Dios, ya están casados. Si se separan, pecan.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

“.......escribas y fariseos, hipócritas.......”


Los escribas y fariseos eran, en el tiempo de Jesucristo, los que transcribían e interpretaban los escritos sagrados que venían desde el tiempo de Moisés; pero Jesús, al darse cuenta de la doblez de sus corazones, los denuncia e increpa duramente porque sus pecados eran evidentes; decían y no hacían; es por eso que les llama, sin aspavientos, hipócritas en Lucas 11:44 “.......!!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben.......”
Creo que no hay peor hipócrita que aquel que, aparentando ser un santo, es en realidad todo lo contrario; porque -se supone que- un santo, es todo cristiano que profesa su fe en Jesucristo, aceptando públicamente su condición de cristiano. Si profesamos públicamente nuestra condición de cristianos, es menester actuar en consecuencia de eso sin ser incoherentes porque, si pensamos y decimos que somos cristianos pero, si hacemos cosas que son propias de quienes no lo son; entonces nos constituimos en los mismos hipócritas a quienes Jesús increpó.
Esto es vergonzante para cualquiera, sobre todo si se hace evidente y aunque no se haga; de todos modos cargamos, por esa culpa, sus consecuencias. No podemos ni debemos esperar que nuestra hipocresía (en el caso que la tengamos) se haga evidente, sino que debemos recapacitar y arrepentirnos de la tal condición. Si para alguno le resulta “difícil” el persuadirse de su mala condición, debe imaginar que Jesús mismo le dice “.......hipócrita.......” Recapacitar es lo mejor que se puede hacer en estos casos porque la meditación, indefectiblemente, nos ha de conducir al arrepentimiento; al menos que tengamos cauterizada la conciencia.
Cuando una conciencia está cauterizada es porque ha rechazado, sistemáticamente, todos los redargüimientos que Dios le ha hecho durante mucho tiempo. Una conciencia cauterizada produce a una persona desvergonzada y sin escrúpulos porque, al serle retirada la conciencia que Dios le dio, ha sido abandonado a su propia suerte y ya no puede discernir entre el bien y el mal como dice Romanos 1:28, 29 “.......Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades.......”
Lo más lógico y preferible, siempre, será persuadirnos a tiempo de nuestro mal comportamiento y tomar la firme resolución de cambiar, para siempre, nuestros malos hábitos. Debemos seguir imaginando un mundo mejor en donde no existen las personas con doblez de corazón; un lugar en donde todos estemos hermanados por el amor de Cristo y haya armonía con nuestros semejantes en todos los estamentos. No hay que sentirnos derrotados por las cosas malas que nos rodean porque estamos predestinados para la vida eterna con Dios. Hemos aceptado su invitación de olvidarnos del pecado y Él lo ha hecho también.

martes, 14 de septiembre de 2010

“.......puso su silla sobre todos los príncipes.......”


La preeminencia y el engrandecimiento mundanos son efímeros, siempre duran cada vez menos y muy pocos lo usan para servir a los demás, antes de servirse, ellos mismos, de aquello.
Son, relativamente pocos, los lugares de preeminencia de la cultura mundial actual; pero si repasamos, mentalmente, dichos lugares, veremos que, quienes pasan por ellos, virtualmente no dejan huella y si la dejan, casi siempre lo hacen por lo mal que lo hicieron, antes que por lo bien.
El que por razones de su integridad actúa en consecuencia de ella, lo llamamos héroe porque, debiendo ser natural, en nosostros, ser íntegro; resulta ser la excepción y no la regla.
Ya de antiguo, las pasiones de los hombres los han llevado, la mayor de las veces, a su destrucción, como se describe, entre otros, en el libro de Ester; las intrigas, el odio y la soberbia de Amán lo llevaron a la horca después de haber sido puesto en preeminencia en Ester 3:1 “.......Después de estas cosas el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de Hamedata agagueo, y lo honró, y puso su silla sobre todos los príncipes que estaban con él.......”.
La predestinación de Dios para con los hombres es que estos, por voluntad propia, accedan a una vida correcta, en todo el sentido de la palabra; una vida en donde no exista nada por lo cual otros pudieran reprocharnos. Nuestra predestinación es que seamos seres impolutos, pero la realidad es otra. El hombre no acepta esa invitación de Dios y lo desprecia, abiertamente, cometiendo toda una serie de exabruptos que finalmente lo llevan a su destrucción.
La única y mejor manera de hacer una sociedad mundial libre y justa es aceptando y practicando la ética cristiana de manera cabal; lo demás es puro cuento, harina de otro costal. Cuántas veces tiene el hombre que escuchar las reiteradas llamadas de Dios a su conciencia; porque todos sabemos, por medio de la conciencia, lo que es bueno y lo que es malo. Nadie puede justificarse diciendo que no lo sabía porque nadie se lo dijo. Todos los hombres, sin excepción, tenemos una conciencia que nos dice que no hay que robar, que no hay que mentir, que no hay que matar, que no hay que fornicar, que no hay que adulterar, que hay que ser humildes, que hay que perdonar, que debemos ser diligentes y un largo, muy largo, etcétera que no podremos eludir a la hora del juicio.
Porque va a haber un juicio y seremos juzgados por causa de nuestros razonamientos y ellos nos eximirán o nos condenarán. La ley de Dios está escrita en nuestros corazones y a ella apelará Dios a la hora de nuestro juicio, pues en ella están grabadas sus consignas y en nuestro espíritu dará cuenta de sus actos.



lunes, 13 de septiembre de 2010

“.......el crecimiento lo ha dado Dios.......”


Cuando era estudiante, en una escuela de la Biblia, habilité un cuaderno de notas en donde empecé a escribir los datos personales de los hermanos a quienes había bautizado. Muy pronto me di cuenta que, cuando empezó a crecer la lista, mi ego se inflaba desmesuradamente y tenía la cabeza tan grande que presuponía que la gente me identificaba desde lejos. Finalmente tuve que reconocer la voz de Dios diciéndome, pacientemente, “.......no está bien que hagas eso Dante, no está bien.......” y tomé la resolución de no hacerlo nunca más.
Pasado el tiempo veo claramente que Dios nos advierte de ese pecado cuando nos dice en Romanos 12:3 “.......Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.......” De manera que es un error, horrendo, creerse uno la “divina pomada” en vez de darle crédito al hacedor de la vida. Él da el crecimiento adecuado a cada cual y si es el caso, suficiente como para hacer obras mayores a las que hizo Jesús; según él mismo lo declaró en Juan 14:12 “.......De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.......”
De manera que no podemos ni debemos ufanarnos, de ninguna manera, de cosas grandes, como si fuéramos nosotros quienes las hubiésemos realizado y no el Espíritu Santo por medio de nosotros. Contentos debemos estar con haber sido usados por el Espíritu pero de ahí a pretender ser “alguien” por los logros alcanzados; hay un gran abismo. No hay que olvidar la autoreprensión que debemos practicar por instrucción de nuestro señor Jesucristo, en Lucas 17:10 “.......Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.......”  
Sigamos plantando y regando en la viña del Señor, pero no olvidemos que el crecimiento lo da Dios. Si es el caso que alguien, por alguna razón, nos alaba por causa de nuestro trabajo, no hay que olvidar remitir la gloria a Dios diciendo: “.......la gloria es de Dios.......” porque bien dice I Co. 3:6 “.......Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.......”
Amados hermanos, hagamos las cosas sin ninguna pretensión de ser “alguien”; con paciencia y humildad, dándole la honra a nuestro Señor en todo momento y lugar  “.......Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?.......” 1 Corintios 4:7. Si todas las cosas las recibimos de Dios, ninguna cosa que recibamos, la recibimos como si hubiera sido nuestra obra; antes bien, demos la honra y gloria a nuestro Dios por haberla recibido y aunque hubiéramos puesto la vida para alcanzarla, ciertamente no la hubiéramos recibido si a Dios no le hubiera plugido el dárnosla.

domingo, 12 de septiembre de 2010

“.......señales y maravillas.......”


Muchas fueron las señales y maravillas que hizo Dios delante de los egipcios para que estos, a través del Faraón, dejaran partir a los judíos de la tierra de Egipto. De entre estas señales y maravillas hubo aquella en las que las aguas se convirtieron en sangre durante una semana y hubo una pestilencia tremenda en todo Egipto, en donde la gente se moría de sed y cavaban, desesperadamente, pozos cerca del río Nilo para saciar su sed.

“.......Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus arroyos y sobre sus estanques, y sobre todos sus depósitos de aguas, para que se conviertan en sangre, y haya sangre por toda la región de Egipto, así en los vasos de madera como en los de piedra.......” Ex. 7:19.

Este no fue un prodigio fortuito sino que fue hecho delante del Faraón, él lo vio con sus propios ojos y sin embargo no creyó. Hay quienes nunca han creído en Dios, no creen ni creerán en Él porque tienen el corazón endurecido hasta el paroxismo. No pueden ni quieren darle lugar a Dios en sus corazones y viven la vida a “como venga”. No se inmutan por nada, son indolentes y sufren las consecuencia de sus desvaríos. No se dan cuenta que, junto con las señales y maravillas de Dios, vienen las desgracias para los que no creen y la gloria para los que sí.

El mundo está sumergido en una vorágine de acontecimientos que tampoco son fortuitos. Dios ya ha determinado que el universo se consumirá con fuego. Nosotros, los cristianos, lo sabemos desde hace más dos mil años y aunque sabemos que no todos serán salvos, seguimos luchando para ver si arrebatamos a algunos de las puertas del horno. Dice Marcos 13:8 “.......Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos.......” Todos estamos viendo esto con nuestros ojos y hay quienes no creen aun en Dios y siguen en sus tropelías como si nada pasase.

2 Pedro 3:10 dice: “.......Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.......” Todos los que hemos pecado, hemos sufrido las consecuencias de dichos pecados y unos hemos optado por creer en Dios y dejar de sufrir las consecuencias de los mismos y lo disfrutamos. Otros, en cambio, siguen sufriendo las consecuencias de sus pecados y persisten en seguir pecando. Qué necedad. Egipto fue destruido, virtualmente, por causa de su obstinación de seguir pecando y no creer. ¿Por qué, los que pecan y no creen, tienen que seguir haciendo el mal hasta que sean destruidos junto con los suyos? Agarra la punta del ovillo del conocimiento de Dios y disfruta de desovillarlo eternamente. Te aseguro que verás la gloria y ni la muerte podrá retenerte.

Virtualmente, todas las cosas que nos suceden a los hombres, sean buenas o malas, son propiciadas por Dios y debemos ser agradecidos por las mismas porque nos impelen a cambiar nuestro parecer para bien, sobre todo cuando aquello que nos sucede es malo. No quiero tampoco establecer como dogma el hecho que a las personas nos suceden cosas malas porque hemos hecho cosas malas, no. Hay veces en las cuales Dios prueba nuestros corazones y permite que tengamos tribulación sin mediar la comisión de alguna maldad de nuestra parte. Recordemos que Cristo nunca peco y sin embargo fue muerto en una cruz. ¿Cuánto mas tendríamos que padecer nosotros por causa de nuestros pecados? Sin embargo no atribuimos despropósito alguno a la voluntad de Dios cuando debemos padecer. Siembre sera bueno que nos escudriñemos a nosotros mismos. Dice 2 Juan 1:8: “.......Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.......”

Ninguna de las acciones de los hombres tiene despropósito tampoco, pero miremos siempre los motivos y veamos siempre cuál es la voluntad de Dios por la que nos afectan. Nos va a sorprender sobremanera por el resultado de tal ejercicio porque nos ayudará a estar atentos a la voz de Dios y su comunicación para con nosotros se convertirá, cada vez, en más y más diáfana hasta el punto que podamos establecer un diálogo perfecto, de donde saldremos cada vez más y más edificados y con mucha más capacidad para sobreedificar.

No debiéramos tener la necesidad de ver señales y prodigios de Dios para creer en El, sino que nuestra fe debiera estar constituida en nosotros de manera incondicional. No hay mejor manera de constituir, dentro de nosotros, una fe pura. Es por eso que Jesús llama bienaventurados a quienes creen sin haber visto. En Juan 20:29 “.......Jesús le dijo a Tomás: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.......”

La altivez del corazón, el orgullo y la necedad acarrean destrucción. El Faraón, en tiempos de Moisés, se empecinó de tal manera en mantener su rigidez espiritual negativa, frente a la evidencia palpable de la presencia de Dios en cada una de las pruebas que paso su pueblo que, finalmente, su testarudez llevo a la ruina al tal pueblo. Esta historia esta plasmada en el imaginario de la gente hasta hoy para que la misma testifique a nosotros la necesidad de creer en Dios y el imperativo de no oponerse a su voluntad, so pena de ser destruido como lo fue el pueblo de Egipto.

Hay personas que han experimentado en carne propia las señales y las maravillas de Dios y muchas veces las han golpeado en lo mas íntimo de su ser y sin embargo no le han atribuido a Dios propósito alguno en su consumación, antes bien, lejos de arrepentirse de sus malos caminos, doblegan sus esfuerzos por querer ir contra la corriente. Normalmente han terminado muy mal y muchos han “muerto en sus cuatro”. Cuando Pablito se oponía tenazmente contra Jesús, este le increpó diciéndole: “.......Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.......” Pablito cambió de opinión cuando se encontró con Jesús y de ser el peor enemigo histórico del cristianismo se convirtió en el mejor heraldo de la verdad divina que hemos conocido. En Cristo todos podemos alcanzar la gloria.

Los quiero mucho. Que Dios, todopoderoso, los bendiga rica y abundantemente en el nombre precioso de nuestro señor Jesucristo, quien vive y reina en nuestros corazones hasta el fin.......