Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

“.......escribas y fariseos, hipócritas.......”


Los escribas y fariseos eran, en el tiempo de Jesucristo, los que transcribían e interpretaban los escritos sagrados que venían desde el tiempo de Moisés; pero Jesús, al darse cuenta de la doblez de sus corazones, los denuncia e increpa duramente porque sus pecados eran evidentes; decían y no hacían; es por eso que les llama, sin aspavientos, hipócritas en Lucas 11:44 “.......!!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben.......”
Creo que no hay peor hipócrita que aquel que, aparentando ser un santo, es en realidad todo lo contrario; porque -se supone que- un santo, es todo cristiano que profesa su fe en Jesucristo, aceptando públicamente su condición de cristiano. Si profesamos públicamente nuestra condición de cristianos, es menester actuar en consecuencia de eso sin ser incoherentes porque, si pensamos y decimos que somos cristianos pero, si hacemos cosas que son propias de quienes no lo son; entonces nos constituimos en los mismos hipócritas a quienes Jesús increpó.
Esto es vergonzante para cualquiera, sobre todo si se hace evidente y aunque no se haga; de todos modos cargamos, por esa culpa, sus consecuencias. No podemos ni debemos esperar que nuestra hipocresía (en el caso que la tengamos) se haga evidente, sino que debemos recapacitar y arrepentirnos de la tal condición. Si para alguno le resulta “difícil” el persuadirse de su mala condición, debe imaginar que Jesús mismo le dice “.......hipócrita.......” Recapacitar es lo mejor que se puede hacer en estos casos porque la meditación, indefectiblemente, nos ha de conducir al arrepentimiento; al menos que tengamos cauterizada la conciencia.
Cuando una conciencia está cauterizada es porque ha rechazado, sistemáticamente, todos los redargüimientos que Dios le ha hecho durante mucho tiempo. Una conciencia cauterizada produce a una persona desvergonzada y sin escrúpulos porque, al serle retirada la conciencia que Dios le dio, ha sido abandonado a su propia suerte y ya no puede discernir entre el bien y el mal como dice Romanos 1:28, 29 “.......Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades.......”
Lo más lógico y preferible, siempre, será persuadirnos a tiempo de nuestro mal comportamiento y tomar la firme resolución de cambiar, para siempre, nuestros malos hábitos. Debemos seguir imaginando un mundo mejor en donde no existen las personas con doblez de corazón; un lugar en donde todos estemos hermanados por el amor de Cristo y haya armonía con nuestros semejantes en todos los estamentos. No hay que sentirnos derrotados por las cosas malas que nos rodean porque estamos predestinados para la vida eterna con Dios. Hemos aceptado su invitación de olvidarnos del pecado y Él lo ha hecho también.

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