Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

jueves, 16 de septiembre de 2010

“.......Yo te llevaría.......”



La parafernalia que existe alrededor del matrimonio, en casi todas las culturas, resulta, algunas veces, engorrosa; por numerosas razones que no es menester enumerar (son miles). Digo esto porque, por causa de dicha parafernalia, se pierde, algunas veces, el significado real y profundo de la unión entre un hombre y una mujer. Los más triste es que Dios, casi siempre, sale sobrando.
Cuando vemos, en Cantares 8:2, como una enamorada siente frustración por los cánones de la cultura en donde le tocó enamorarse; ella dice: “.......Yo te llevaría, te metería en casa de mi madre. Tú me enseñarías, Y yo te haría beber vino. Adobado del mosto de mis granadas.......” El enamoramiento del Cantar de los Cantares, es un prototipo del amor que tiene la Iglesia de Cristo por su novio.
Nuestro señor Jesucristo hace una explicación sencilla y magistral del significado del matrimonio y respondiendo a los fariseos sobre el divorcio, en Mateo 19:4-6, sentencia: “.......Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.......” No hay mención, en la Biblia, de “rituales” que deban ser observados.
En la mayoría de las culturas del mundo se ha distorsionado este significado y lo “común” es, antes de casarse, tener varios enamoramientos, algunos “sazonados” con sexo, porque los jóvenes no son enseñados acerca de la gravedad, seriedad y significado profundo de estar en amores con otra persona y parece no importarles.
Tenemos que tener en cuenta de la responsabilidad que asume Dios en los encuentros principescos de una pareja pero, antes que eso, los jóvenes tienen que estar concientes que son guiados, por la mano de Dios, hacia su pareja. No son fortuitos los encuentros entre jóvenes, Dios siempre está ahí; pero si dichos encuentros se hacen sin comulgar con Dios, la historia será diferente. Los jóvenes deben pensar que si se están enamorando, por primera vez, de alguien; es porque Dios está detrás. Teniendo esa seguridad, el derrotero que emprendan tendrá el sino del triunfo. Pero si existe duda, inseguridad, recelo, reserva, etc; entonces es mejor no emprender ningún tipo de relación sentimental.
Si los jóvenes tienen en cuenta que Dios ha diseñado una unión en donde no deban separarse, por ser Dios quien une a las parejas, asumirían una verdadera responsabilidad antes de “buscar”, sin derrotero, pareja. Yo les recomiendo a los jóvenes solteros que, cuando vean a alguien del sexo opuesto, piensen que ese alguien pudiera ser su cónyugue el resto de sus vidas. De esta manera se harán selectivos en sus apreciaciones, considerando este punto de vista. También pienso que, en vez de preguntar a una jóven si quiere ser nuestra enamorada, deberíamos preguntarle si quiere ser nuestra esposa. Se puede vivir un tiempo de noviazgo, sin sexo, en el que las parejas se conozcan más. Si la pareja tiene sexo, deben de tener en cuenta que, ante los ojos de Dios, ya están casados. Si se separan, pecan.

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