Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

jueves, 14 de octubre de 2010

“…….fuimos destruidos…….”

En los hechos históricos en donde la destrucción de un pueblo, como Israel, fue predicha con anterioridad, podemos ver el cumplimiento de las profecías como la confirmación del poder de Dios y la necesidad de obedecer sus dictados, so pena de sufrir lo mismo que aquellos sufrieron. Lo que habían hecho los judíos y que colmó la paciencia de Dios, es una retahíla de transgresiones que se sucedían una tras otra hasta el punto de hacerse costumbre. Pensaban iniquidad y maquinaban el mal haciendo uso de su poder. Codiciaban las heredades y casas y las robaban y tomaban. Oprimían al hombre, sus casas y heredades. Dios les prometió tiempos malos por esta conducta y los cumplió.
¿No están haciendo Israel lo mismo, hoy? ¿No están pensando iniquidades y maquinando maldades, usando su poder, contra el pueblo de Palestina? ¿No sabemos que codician las heredades y las casas de los palestinos, se las roban y toman para instalarse ellos ahí? ¿No oprimen a los palestinos, a sus casas y sus heredades? Y si están actuando, como actuaron hace siglos. ¿Piensan que no tendrán la misma retribución que tuvieron sus antepasados por hacer lo mismo? No se ensoberbezcan israelíes; como se profetizó en Miqueas 2:4 “…….En aquel tiempo levantarán sobre vosotros refrán, y se hará endecha de lamentación, diciendo: Del todo fuimos destruidos; él ha cambiado la porción de mi pueblo. !!Cómo nos quitó nuestros campos! Los dio y los repartió a otros…….” Así mismo les pasará ahora.
Todos los que, de una manera u otra, actúan con injusticia delante de sus semejantes, hoy; sean judíos, griegos o peruanos; todos recibirán su justa retribución porque Dios aborrece la maldad y no tolera la iniquidad de nadie. Los hombres tenemos toda una vida para darnos cuenta de la diferencia entre el bien y el mal y no crean que, quienes se han decidido a hacer el mal, van a salir incólumes en el día del juicio; no, no saldrán incólumes, sino que serán condenados por la eternidad a que permanezcan en el lago de fuego eterno preparado para ellos. Padecer por causa de nuestros pecados hoy, es para que procedamos al arrepentimiento y seamos salvos en el día postrero, pero si no nos arrepentimos y porfiamos, como los judíos, en seguir haciendo el mal, pereceremos.
Seamos sabios, observemos con detenimiento los acontecimientos mundiales y saquemos nuestras deducciones acerca de los tiempos del fin. Ya casi no hay tiempo para tomar nuestra decisión de seguir a Dios. Estamos en el umbral del fin del mundo; cada día más cerca y no hay marcha atrás. La maldad está contaminando, cada vez más, la sociedad mundial y las instituciones que nosotros pensábamos que serían la garantía de un mejor vivir, ya han sido penetradas por las huestes del mal y forman contubernios con todos los que facilitan consecutar sus protervos fines. No se diga, después, que no hubo quien nos advirtiera porque las señas, antes del fin, se hacen cada día más patentes. Tiempos peligrosos…….