Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

martes, 3 de mayo de 2011

Poder desde lo alto




Las promesas de nuestro Dios todopoderoso, siempre han sido fieles y verdaderas desde que el mundo es mundo y no podemos esperar menos de Dios. ¿Acaso nos mentirá como miente el hombre? Nunca tal cosa ha ocurrido y no ocurrirá porque Él es Dios y nos ha dado pruebas indubitables de su fidelidad. Bendito sea por la eternidad. Bendita sea su gracia y su gloria, su entrada y su salida. Ninguna frase que se pueda elucubrar, en el mundo, podrá alabarlo como se merece; por más que se esfuercen nuestros sentidos. Pero Él mira nuestro corazón y mide nuestros pasos; Dios se complace de nuestros dichos cuando lo acompañamos con nuestros hechos, porque Él así lo ha hecho, lo hace y lo seguirá haciendo hasta el fin. El rey Salomón no fue ajeno a la tal necesidad, del hombre, que le adora y fue, por mucho, el más excelente en su confección. También se dio cuenta, como nosotros, que Dios ha cumplido, cumple y cumplirá todas sus promesas ".......que has guardado a tu siervo David mi padre lo que le prometiste; tú lo dijiste con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como se ve en este día......." 2 Crónicas 6:15. Nunca olvidemos que ha prometido bendiciones para los que bien obran y maldiciones para el que mal; no hay alternativa, no hay medias tintas ni largas válidas. Hoy es el día.


De entre todas las promesas que ha hecho Dios a los hombres, la más destacada, por su connotación, inmediatez de percepción y beneficio continuo, ha sido es y será, de lejos, la promesa de enviar su Espíritu Santo para morar con nosotros y en nosotros. (Lucas 24:49) ".......He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto......." Cuando somos investidos de Dios, somos investidos con su poder también y ese poder es el que usamos para oponernos al mal y cuando lo hacemos es Dios en nosotros oponiéndose al mal, de modo que somos instrumentos del bien en sus manos y no hay nada que nos pueda hacer retroceder, con Él confrontamos al enemigo y a sus huestes, haciéndolos doblegar hasta que muerdan el polvo; porque ningún tipo de mal ni quienes lo han representado, representan y representarán (en el poco tiempo que le queda al mundo como mundo), podrá mantenerse en pie porque su fin es la caída. Todas las aparentes victorias de satanás son pírricas, nimias y endebles; no se pueden sostener ni en el tiempo ni en el espacio. La historia del mundo nos lo ha mostrado una y otra vez, y lo que ahora vemos no son sino, más que, los extertores de la muerte de la muerte.


Si es el propio Espíritu de Dios el que quiere morar con nosotros, para que vivamos una vida de santidad, no podemos menos que hacer su voluntad, limpiándonos de toda contaminación de carne y de espíritu porque estas son las que nos sojuzgan, doblegan y esclavizan llevándonos a la condenación, sino escuchamos la voz de Dios que sale de nuestros labios, nuestra mente y corazón. (2 Corintios 7:1) ".......Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios......." Evidentemente que, el Espíritu Santo de Dios, no puede entrar en el corazón de alguien que tiene al diablo en él porque el hombre no puede servir, a la vez, a dos señores aunque haya algunos que así pretenden hacerlo, no sabiendo que el desagrado de Dios se inflama hasta el paroxismo, acarreando para sí su propia destrucción repentina. El amor de Dios se extiende por todo el mundo, a toda persona, pregonando las bondades  de su permanencia en él para que toda persona sepa, a ciencia cierta, que tiene la facilidad del acceso a Él con tan solo invocar su nombre. La primera manifestación de nuestro temor a Dios es la de obedecer sus mandamientos que no son, de ningún modo, gravosos.


Cuando somos de Cristo, nos constituimos, automáticamente, en el linaje de Abraham; porque, para ser de Cristo, tenemos que creer en él y al creer en él, nos constituye entre los que se manejan en el espacio de la fe y Abraham es el padre de la fe porque ".......creyó en esperanza contra esperanza......." (Romanos 4:17) porque habéndosele dicho que sería ".......padre de muchas gentes.......", siendo casi de cien años, no escatimó la vida de su propio hijo y estuvo dispuesto a sacrificarlo porque, aunque muerto este, él creyó que, de alguna manera, Dios le iba a conceder esta promesa y se la concedió porque hoy somos alrededor de 2000 millones de cristianos. (Gálatas 3:29) ".......Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa......." No pueden decir lo mismo el pueblo de Israel, quienes se publicitan como los verdaderos descendientes de Abraham, porque no pueden sumar 49 millones en el mundo, y esto contando conque el 58% tienen su ascendencia perdida, 34% están mezclados con otras razas y los que quedan no se comportan como hijos de Dios y los podemos conocer porque se están apropiando del mundo al precio de los hambrientos de este porque han conceptualizado, "bíblicamente" que el mundo debe estar bajo sus pies.


(Salmos 76:11) ".......Prometed, y pagad a Jehová vuestro Dios; Todos los que están alrededor de él, traigan ofrendas al Temible......." Muy diferentes son las promesas que los hombres hacemos a Dios y no cumplimos. Casi todos lo hemos hecho, pocos las hemos cumplido, mucho menos los que han alcanzado la perfección, es decir, los que se han constituido a la estatura de Cristo. Muchisisísimos más son quienes, sin conocer las promesas de Dios, creen que, en esta Tierra y en esta vida, es imposible alcanzar la perfección y pensando en esto se siguen recreando en el pecado como si no conociesen a Cristo y menos a Dios. Fatal engaño el de don sata, es uno de sus mejores ardides, este que ha urdido. Es preferible no prometer nada y más loable empeñarse en corregir nuestras debilidades, luchando frontalmente contra ellas y no dándoles tregua. Santiago 4:7 ".......Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros......." A mi, el imaginarme al diablo corriendo de mi, me produce tal hilaridad, que me carcajeo a horcajadas. Lo mismo hace el diablo cuando nos sometemos a sus dictados; se ríe, se burla de nosotros, se jaranea; entristeciendo a Dios y a quienes bien nos quieren.......