Ciertamente que los cristianos nos encontramos,
siempre, entre la espada y la pared cuando tenemos que
confrontar, cada día, el mundo que nos rodea; con la mayoría de
gente entregados, abiertamente, a toda suerte de pecado y corrupción. No existe
diferencia fundamental entre los cristianos de hoy, confrontados al actual
mundo de pecado y el justo Lot del cual se dice: “…….porque este justo, que
moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos
inicuos de ellos…….” 2 Pedro 2:8. ¿Cómo hacer frente a esta contingencia?
Básicamente conservar nuestra santidad no sucumbiendo a la multitud de
proposiciones pecaminosas que tienden a arrastrarnos a la destrucción. Antes
bien debemos de ser ejemplos para los que nos rodean natural o circunstancialmente.
De ahí la necesidad perentoria de no cejar en
construir, en nosotros, un espíritu noble que se sujete, incondicionalmente, a
las instrucciones de Dios; única garantía de salir incólumes en nuestra
confrontación diaria con el mundo que corre, desenfrenado, al abismo de la
perdición. En lo que nos compete, dentro de esa
confrontación; el mantener nuestro carácter de cristianos debe
prevalecer a toda costa y, en tanto y en cuanto existan quienes, de alguna
manera, lo entiendan; ese es el momento en el que damos pasos ciertos para
exponer, indudablemente, la excelencia de Dios en todas las instancias.
Recordemos que somos poseedores de la verdad verdadera porque, lamentablemente,
hay “verdades” que no lo son. Herejías que, muchas veces, han calado en algunos
que eran de los nuestros. Las divisiones eclesiásticas surgen, normalmente, de
opiniones personales o, mejor dicho, de intentos de sobreedificar, de mala
manera, sobre el fundamento de Cristo.
1. Las
aflicciones y los pesares que el mundo nos causa a cada instante son sopesados
y considerados por Dios porque Él puede ver en nosotros la extensión de su
propio sentir y se identifica plenamente con nuestra angustia y no la desechará
sino que la está acumulando para el día de juicio en donde en donde explayará su furor
en contra de todos los que nos afligieron con sus tropelías. Es por eso que nos
insta a no tomar cartas en el asunto tratando de solucionar, con violencia, los
exabruptos de la gente sino que con toda paciencia procuremos encausar los
sentimientos de las personas hacia sus pies. En todo caso hemos de recordar que
la venganza es de Él y solamente de Él. Mal haríamos en hacer justicia por
nuestras manos. Deuteronomio 32:35 “…….Mía es la venganza y la retribución; A su tiempo su pie resbalará,
Porque el día de su aflicción está cercano, Y lo que les está preparado se
apresura…….” Romanos 12:19 “…….No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de
Dios; porque escrito está: Mía es
la venganza, yo pagaré, dice el Señor…….” Hebreos 10:30
“..….Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo…….”
“..….Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo…….”
Las peores personas que pueden existir en el mundo son
quienes, habiendo conocido la gracia del Señor, se volvieron nuevamente a la
comisión de pecados usando las Escrituras que aprendieron y torciéndolas para
su propio beneficio, justificando sus barbaridades, virtualmente, con la
Biblia en las manos. De ahí la importancia, del común de los mortales, de tener
una mente crítica contra las innumerables “oportunidades” de cambiar su vida
que nos ofrece el mundo religioso, como si de un mercado se tratase y oh
sorpresa, hay quienes las consumen indiscriminadamente. El Espíritu Santo de
Dios está a nuestro servicio; tal es la humildad de Dios. Él nos dirá exactamente
el camino por donde debemos andar. No despreciemos el dictado de su voz…….
Los quiero mucho. Que el señor Dios, todopoderoso, los
bendiga rica y abundantemente en el nombre precioso de nuestro señor
Jesucristo, quien vive y reina en nuestros corazones hasta el fin…….