Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

domingo, 20 de marzo de 2011

La voluntad de Dios


En tiempos pasados existía la inveterada costumbre de tener más de una mujer como esposa, amén de las concubinas, y era tanta la extensión de la tal costumbre que no se tomaba en cuenta ningún impedimento, de carácter moral, que menoscabara la tal práctica; salvo que sí se consideraba adulterio, como hoy, que alguien tomara a otra mujer que ya tuviera un compromiso establecido de antemano. A través de la Biblia podemos ver una sucesión interminable de personajes que tuvieron varias mujeres como esposas y concubinas, y en casi todos los casos existía "la preferida", la mujer que se llevaba los mejores favores del marido, con la lógica animadversión que esto producía en las "otras". Hoy no es así, para beneplácito de las mujeres y una no muy disimulada inconformidad de algunos hombres. Claro que algunas culturas conservan dicha "tradición" que, en realidad, es un desvío perverso del ideal de Dios, que alguna vez dictó la conducta de los pueblos, en este y otros asuntos.

El hombre natural, puede darse perfectamente cuenta de las cosas que son buenas en contraste con las que no lo son, puesto que tiene una condición antropológica inherente, para este menester y muchos otros, que le permite sociabilizar positivamente y sin la cual se convierte en ermitaño o en anacoreta. Esta condición, inherente en el hombre, es lo que todos conocemos como la conciencia y es por esta condición que los pueblos son como son, en términos generales. Decimos en términos generales porque, lógicamente, no son absolutos ya que la influencia de la conciencia de Dios en las mentes y corazones de quienes legislaron para los pueblos, muchas veces fue abordada o, mejor dicho, abortada para dar paso a intereses subordinados de grupúsculos de poder; de manera que, la condición general de los pueblos ha sido menoscabada, de un tiempo a esta parte, porque los responsables de ejercer legislatura en los pueblos han escamoteado, sistemáticamente, el dictado de sus conciencias que su corazón les hacia desde las profundidades de Dios. Resultado: El pandemónium social mundial que podemos ver gestándose ante nuestros propios ojos y todo perfectamente en concordancia con las múltiples profecías que de ellas se han hecho en las Escrituras desde tiempos inmemorables. Menos mal; a los cristianos no nos sorprenden mucho estas circunstancias; muy diferente hubiera sido vivir en el mundo del pecado; aquellos si que están muy pero muy sorprendidos.

La práctica de tener muchas mujeres esta virtualmente extinguida, aunque no podemos negar que hay algunas pequeñas sociedades minoritarias que la practican socialmente. Se extinguió porque, entre muchas otras razones, socialmente no se podía sostener ya que, normalmente, el más pudiente (económicamente hablando) era el que más mujeres tenía, en detrimento de los que no tenían nada o tenían muy poco. Cristo ha venido a establecerse entre los hombres para siempre y lo hace porque es eterno y desde esa eternidad vino a restablecer el ideal que la Tierra tuvo en Adán y Eva, antes de su caída. Esta lucha para el restablecimiento del ideal que tuvo la humanidad, antes de la caída, es una que se ha prolongado por más de 2000 años y aunque pareciera que da visos de ser derrotada, no se congratule todavía el que la combate porque es una predestinación divina contra la cual nadie puede oponerse, por más que quiera y lo procure.

La predestinación divina, entre el hombre y la mujer, está determinada por la voluntad de Dios quien dijo, desde un principio, que ".......serán una sola carne......." Los hombres, a través del tiempo y según las culturas, tergiversaron este mandamiento seducidos de sus propias concupiscencias y determinaron que podían ser muchas carnes con muchas mujeres y actualmente son muchos quienes practican la promiscuidad sexual sin ningún empacho, pensando quizá que sus acciones no serán confrontadas y que las tales no tendrán ningún tipo de consecuencia; craso error. Debemos destacar que, cuando Dios dijo esto, también inspiró a los hombres, de muchas maneras, para que tejieran una serie de parafernalias, cada cual según su cultura, para que también se sujetasen a estas para vivir en armonía en las sociedades donde las practican. Casi siempre y normalmente, por mucho tiempo, con sus altos y bajos, esto ha funcionado y podemos decir, sin temor a equivocarnos que Dios las ha aprobado, a pesar de las diferencias culturales expresadas en disimiles ceremonias. Un signo irrefutable de la aprobación de Dios, a esta sobreedificación del hombre sobre su mandato, es que esta ha prevalecido y recibirán recompensa, como dicen Las Escrituras: “…….Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa…….” 1 Corintios 3:14.

Otra de las cosas que tenemos que destacar, es aquella referente al momento crucial del matrimonio, es decir, su consumación al momento del coito porque no existe consumación si los contrayentes no son una sola carne. En este punto es necesario considerar el estado de las personas que, sin haber mediado la parafernalia de matrimonio, se hicieron una sola carne antes del mismo y otros que, después de la parafernalia del matrimonio, no lo consumaron. Acerca de los que tuvieron relaciones sexuales antes del matrimonio, hemos de decir que traicionaron las expectativas de Dios y de quienes bien los quieren; cayendo, de esa manera, en pecado. Los que no consumaron el matrimonio no son una misma carne y, aunque exista el vínculo social, este no es más fuerte que el vínculo de carne. Se puede anular el matrimonio y esto no quiere decir que se están divorciando porque se divorcia el que ha consumado el matrimonio, no, el que no. Yo pensaba de otra manera.

Ahora nuestra responsabilidad es mayor en Cristo Jesús, puesto que las ocasiones de caer se cuentan desde la sola imaginación de quienes se recrean con la posesión sexual imaginaria de quien sea; tal como lo dice: Mateo 5:28 ".......Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón......." El celo de Dios por nosotros proviene de su amor inconmensurable hacia nosotros, por lo cual debemos sentirnos gratificados, pero no; la mayoría de gente en el mundo no se da por servido de todas las cosas que Dios ha hecho, hace y hará por nosotros; más bien a muchos se les antoja como obstáculos de sus disoluciones, desatinos y pecados. El hombre sin Dios, reniega de la existencia del mismo porque no puede escamotear el dictado de la conciencia que Dios nos ha puesto a todos para que nadie se justifique diciendo que no supo nada acerca de los mandatos de nuestro Rey. Los príncipes de la Iglesia son quienes, precisamente, son maridos de una sola mujer. Por algo será.

Los quiero mucho.......Que nuestro Dios, todopoderoso, los bendiga rica y abundantemente en el nombre precioso de nuestro señor Jesucristo, quien vive y reina en nuestros corazones hasta el fin.......