Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

sábado, 18 de septiembre de 2010

“.......tenía espíritu de adivinación.......”


Recuerdo muy bien que, cuando yo era niño, las personas mayores nos recitaban una frase que después yo también se la recité a mis hijos, “sobrinos” y demás; esta decía: “.......adivinanza, adivinanza ¿qué tiene el rey en la panza?.......” y el que la recitaba, casi siempre, tenía una sorpresita en la mano cerrada, haciendo puño y se lo mostraba a los niños que atendían, para dársela a quien adivinaba.
Un juego, como muchos, inocente, trivial, baladí; sin perjuicio moral. Otra cosa, muy diferente, son aquellas adivinanzas en las que, las mismas, ya no son un juego sino, más bien, algo muy pero muy serio; adivinanzas en donde comprometemos nuestra moral, nuestra fe, nuestras creencias, nuestra razón y lo peor de todo, muchas veces, nuestro dinero.
En el primer siglo de nuestra era, los apóstoles de Cristo tuvieron la siguiente experiencia, narrada en Hechos 16:16: “.......Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando.......” Este espíritu fue arrojado fuera de esta muchacha y con él, la esperanza de ganancia de sus amos. La consecuencia final fue que, Pablo y Silas fueron arrestados injustamente.
Alrededor de la adivinanza circunvalan muchísimas motivaciones pero las más destacadas son aquellas que se refieren a las adivinanzas alrededor del amor, la salud y la economía. Con la adivinanza, el hombre pretende adelantarse al futuro y quiere sacar ventaja de este “privilegio”. Gastar dinero, con la pretension de adivinar algo, es una injusticia y por lo tanto, un pecado, porque, según 1 Juan 5:17: “.......Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.......” Si dispensamos un solo centavo para adivinar “algo” en los juegos de azar, horóscopos, “enlaces” de amor o en toda aquella retahíla de cosas que giran alrededor de las adivinanzas; pecamos. Si, en vez de dispensar nuestro dinero en cosas útiles, las gasto en adivinanzas, peco.
En el mundo se gastan, diariamente, millones de millones de dólares en asuntos periféricos a las adivinanzas y si Ud. es parte de esa dispensasión, Ud. está pecando y no tiene justificación, porque no existe. Si los millones de millones de dólares, que se gastan diariamente, en los asuntos relacionados con el azar, fueran canalizados para dar de comer a los hambrientos; entonces estaríamos hacienda justicia y seríamos vistos con beneplácito por Dios. Pero esa no es la realidad; la gente sigue gastando su dinero en “adivinanzas” y los hambrientos siguen muriéndose de hambre en el mundo cada día.
Antes que este mundo se queme -porque de que se quema, se quema- necesitamos ser encontrados incólumes en nuestra relación con Dios; porque en el día del juicio no habrá ningún tipo de excusas para salvarse de la condenación que acarrea actuar con injusticia, en nuestra vida, en este mundo.

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