Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

sábado, 6 de febrero de 2010

Tocó su mano, y la fiebre la dejó.





Mateo 8:14-15: “.......Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.......” Acabo de regocijarme imaginando el momento en que la suegra de Pedro fue tocada en su mano por Jesús, para luego levantarse y servirle, después de estar postrada con fiebre.  Qué maravilla, qué milagro, qué alegría y gozo de los que presenciaron y, por qué no decirlo, de los que nos recreamos hoy de ese acontecimiento. Con mi regocijo, claro está, también hubo, hay y habrá gozo, risas y alegrías perpetuas porque, los que nos recreamos en nuestro Señor y sus obras, hemos sido predestinados a eso; a tener un gozo perpetuo en nuestro espíritu por causa de la presencia de Dios y sus obras en nuestros corazones. A esto se añade la multiplicación de motivos por los cuales estar en ese gozo perpetuo; pues, la Biblia, está repleta de esos acontecimientos admirables que confirman, como ciertos, los que están por venir. No se diga de las cosas que nos suceden, a diario, en las vidas de los que esperamos en el Señor.

En este punto me viene a la memoria los comentarios suscitados a raíz del terremoto en Haití, en el 2010, sobre todo de aquellos que tratan de espetarnos el “reclamo” acerca de: ¿Dónde estaba Dios en el terremoto de Haití? Nosotros, los cristianos, podremos responder que Dios estaba en el mismo lugar donde está ahora y podríamos decirles también que no nos hacemos esa pregunta porque nosotros sabemos dónde estaba, donde está y dónde estará y si lo tratamos de explicar, no lo entenderían porque necesitan tener el Espíritu Santo, consigo, para hacerlo. Evidentemente que, aquellos, no creen en Dios. Saben de su existencia pero no creen en ella y ahora, sabiendo de su existencia, reclaman su presencia para argüir y “confirmar” su inexistencia. ¿Por qué? Porque son utilitaristas, es decir, personas que consideran la utilidad como principio de la moral y la valoran tan exageradamente que anteponen su consecución a todo. Entre otras palabras, dicen: “…….Si Dios no me es útil, no me sirve y punto…….” También recuerdo a los que se burlaban de Jesús cuando este estaba crucificado diciéndole: “.......sálvate a ti mismo.......”

Todo lo que poseen tiene que tener un viso de utilidad inmediata y Dios no encaja en sus pretensiones porque quieren un Dios servil y, claro, poderoso, sin que ello signifique el comprometerlos a una vida santa. Su mundo ideal es un mundo sin terremotos, es decir, sin muertes, sin huracanes, sin deslaves, sin “problemas”. Todo lo quieren “bien puesto”, nada de fiebres ni enfermedades, dinero en abundancia, vacaciones perpetuas, comida gratis, bebida a millón, no agua, no, no, no, no; quieren cerveza, vino, whisky y claro fiestas, sexo y drogas. No se dan cuenta que el gozo que consiguen con ello es temporal, efímero y perecedero y la confirmación de ello es que lo tienen que volver a repetir porque, si por ejemplo, se fumasen un cigarro de marihuana y sus efectos se quedasen con ellos para siempre, no fumarían más nunca marihuana; lo mismo con sus borracheras u orgías.

Qué diferencia con todos los cristianos que obtenemos nuestro gozo perpetuo en nuestra comunión con Dios a través de Cristo, quien trastoca nuestra realidad, de manera que la hace más fantástica que todas las fantasías juntas y tan fantástica es que no nos hacen falta las disoluciones del hombre para tener “gozo” porque tenemos el gozo divino y perpetuo de sabernos hijos de Dios. Ven con nosotros, te invitamos a descubrir dónde estaba Dios en el terremoto de Haití y dónde está ahora. No entenderás hasta que vengas con nosotros los cristianos. Dios se expresa en los corazones de todos los hombres a cada momento y hace que andemos correctamente cuando escuchamos su voz, su susurro o sus gritos. El problema que subsiste es que el hombre no quiere escuchar la voz de Dios y si la escucha no puede discernir que esta es su voz porque está envuelto en la vorágine de sus propias concupiscencias que no le permiten ver con claridad lo que es lógico y razonable; es por eso que el hombre trastabilla y cae.
Dios ha puesto en nuestras manos la posibilidad de erradicar las enfermedades en un santiamén. Nuestro señor Jesucristo lo hizo una y otra y otra vez para que nos quede bien en claro que dicha posibilidad está al alcance de todos. Nuestro cometido es imitar a Jesús en todas las instancias y finalmente llegaremos a ser como Él en todo y también podremos hacer dichas maravillas como si nada fueran porque para el que se ha perfeccionado en Cristo Jesús, nada le será imposible. La invitación a que seamos como Él fue, no es baladí, es real y concreta. Dios no se está burlando de nosotros porque ese no es su rol. Si nos dice que podemos llegar a la unidad de la fe, al conocimiento de su hijo y a ser un varón perfecto a la estatura de la plenitud de Cristo, es porque así mismo puede ser si nos empeñamos. Lo dice Efesios 4:13: “.......hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.......”

Curar enfermos no es la misión de los hijos de Dios, es tan solo una demostración del poder de Dios en nosotros. Nuestra verdadera misión es hacer Cristos o coadyuvar a que estos se hagan, que se formen, que se integren. Todos los seres humanos tenemos el potencial de ser Cristos. Un mundo de Cristos es un mundo ideal. ¿Se imaginan Uds. las alturas a las que podemos llegar en un mundo lleno de Cristos? Navegar en la eternidad de gloria en gloria debe ser algo apoteósico e inefable. Si esto lo es en la Tierra, para nosotros los humanos convertidos, cuando nos recreamos de las glorias que Dios nos hace vivir y sentir en nuestro espíritu, ¿cuánto más no lo será en la eternidad cuando estemos desencarnados? Pero el necio no entiende, no comprende, no advierte, no capta. Bien dice Proverbios 27:22 “.......Aunque majes al necio en un mortero entre granos de trigo majados con el pisón, No se apartará de él su necedad.......” Los quiero mucho. Que Dios, todopoderoso, los bendiga rica y abundantemente en el nombre precioso de nuestro señor Jesucristo, quien vive y reina en nuestros corazones hasta el fin.......

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