Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

martes, 6 de julio de 2010

Pregunta pertinente

Pregunta pertinente
Algunas veces, para iniciar una conversación sobre Dios, me gusta preguntar directamente a la gente lo siguiente: Si Ud. muere hoy dónde se irá ¿Al cielo o al infierno? Aunque, por este artículo, no puedo iniciar una conversación, propiamente dicha, puedo hacer un soliloquio que, en algunos casos -pienso-, será de mucho beneficio.
Me imagino que Ud. ya debe tener una respuesta porque, las preguntas de esta naturaleza requieren una respuesta inmediata; sin embargo, muchas veces, mis interlocutores han puesto su vista fuera de mis ojos y con gestos reveladores, han dado una respuesta que contradice a la misma. Otros, en cambio, sin evitar mi mirada, también has dado una respuesta. Creo que nadie, hasta hoy, ha dejado de responderme de alguna manera; unas veces inmediatamente, otras tomando su tiempo. A veces de manera entusiasta y reiterativa y otras dubitativos, tristes o sorprendidos.
Como quiera que sea, todos debemos tener una respuesta a esta inquisición porque, con ella establecemos, sin lugar a dudas, nuestro estado en la presencia de Dios. Si Ud. muere hoy dónde se irá ¿Al cielo o al infierno? Como podemos imaginar, algunos responden positivamente, otros negativamente, otros dicen: “no sé”, “quizá”, “tal vez”, “lo que Dios quiera”, “Dios sabe”; algunos, antes de la respuesta dicen: “Déjame pensar”. Sin embargo, toda esta historia, no tiene mayor importancia si nosotros no asumimos seriamente la responsabilidad de responder de manera inmediata, entusiasta y positiva con un rotundo sí, claro, por supuesto, no faltaba más, claro que sí.
Todos los cristianos debemos, podemos y tenemos que responder positivamente esta respuesta porque con ella reafirmamos nuestra seguridad en la esperanza que hemos recibido de Dios: Tito 1:2
“…….en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos…….”
Mateo 22:30 “…….Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo…….”
Mateo 7:21
“……. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos…….”
Hay muchísimas referencias que nos aseguran que existe un cielo y nosotros, los cristianos, hemos creído en ellas y vivimos con el gozo de saber que hemos sido escogidos por Dios por causa de nuestra fe en Cristo y que perseveramos en bien hacer según su santa voluntad. Decir una respuesta diferente al sí es vivir sin fe, sin esperanza y lo que es peor, en pecado.
Ahora ya sabemos de qué lado estamos por la respuesta que hemos tenido al comenzar este artículo. Si alguno contestó algo diferente al sí, es tiempo de poner las “barbas en remojo” y empezar a luchar contra el enemigo hasta convencernos plenamente, con todas las prerrogativas inherentes, que nosotros, los cristianos, nos vamos al cielo y no hay nadie ni nada que pueda sustraernos de esa realidad en la cual nos gozamos libremente hasta ver cumplida nuestra esperanza. Bendito sea Dios.

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