Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

domingo, 8 de mayo de 2011

Hasta que tengan la soga al cuello.

Como en el pasado, también ahora en el presente, hay quienes alaban a quienes se portan mal delante de Dios, porque en apariencia pareciera que, como ellos dicen, los malos no tienen tribulación. Así los parafrasea Dios por medio del profeta Malaquías 3:15 ".......Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon......." Nada más lejos de la realidad porque hemos aprendido que ".......Dios no puede ser tentado......." según Santiago 1:13; porque si no, no fuera Dios. Si el caso fuera que Dios puede ser tentado por nosotros o por quien sea, significaría esto que nosotros seríamos superiores a Dios; pero esto no lo razona el hombre y tiene la tendencia de pretender hacer trueques con Dios, como si Dios fuese como nosotros o nosotros como Él, en todo el sentido de la palabra. ".......si haces esto, yo te prometo hacer esto......." es una de las más comunes formas de tentar a Dios, de querer chantajearlo; la otra también consiste en redundar en el pecado como si no sintiéramos efectos de nuestra contradicción. Por ninguna razón debemos de mirar la "prosperidad" del malo porque ".......Dios está airado contra el impío todos los días......." según Salmos 7:11. Desde que el mundo es mundo no ha habido ni uno solo que haya podido salir airoso después de tentar a Dios de cualquier manera, ni uno solo en la historia.

Cuando nos dice Marcos 1:13 ".......Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían.......", nos está describiendo la posibilidad del hombre de comulgar con Dios como lo hizo nuestro Señor Jesucristo y en esa comunión, la implicancia del uso de su poder para resistir al mismísimo diablo cuando nos embate. Si somos uno con Dios, por medio de Cristo y que el diablo nos quiera tentar para que caigamos, no es otra cosa que la pretensión del  diablo queriendo hacer caer a Dios en nosotros, y si caemos, ha de ser porque Dios no ha sido cimentado en nosotros como debiera; somos entonces dubitativos y de ".......doble ánimo......." y con esto, desagradables a Dios. En el mundo secular, el hombre se desgañota con el afán de seguir paradigmas reales o imaginarios y es tanto el afán de alcanzarlos que pierden de vista la falacia de su escogencia, la cual descubren cuando alcanzan el zenit de dicho afán, para vuelta volver a andar a la busca de la nueva emulación. Una lectura somera, pero seria, con el fin de descubrir la personalidad de Cristo, puede dar, a propios y extraños, la posibilidad de emprender una carrera de infinitas satisfacciones; porque plasmar el ejercicio del poder de Dios en nosotros, para efectos del tallado de nuestro espíritu a la luz del ejemplo de Dios en Cristo; nos exalta a lo sumo haciéndonos comprender el real regocijo.

En el mundo se está extendiendo, como reguero de pólvora, la fea costumbre de hablar por hablar, de decir cosas baladíes a diestra y siniestra, de no medir las consecuencias de nuestras palabras, como si estas estuvieran hechas sin propósitos específicos y como si todas se diluyeran en los vericuetos de nuestra mente sin causar efecto; nada más equivocado. Hay que recordar que daremos cuenta, el día del juicio, de toda palabra ociosa que haya salido de nuestra boca según Mateo 12:36. Peor aun, si con la palabra dicha exigimos, directa o indirectamente, la intervención "obligada" del poder de Dios para liberarnos de nuestras necesidades, sean grandes o pequeñas; sin considerar que, cualquier situación por las que nos toque pasar, es del conocimiento de Dios y Él espera que esperemos en Él para la solución.

Cuando confiamos en Él plenamente, debemos confiar en que también traerá solución a nuestros conflictos, necesidades y problemas. Querer precipitar las cosas más allá de nuestras fuerzas o achacarle a los hombres la responsabilidad de Dios, puede resultar en un reto a Dios y en una tentación también, como dice  Deuteronomio 6:16 ".......No tentaréis a Jehová vuestro Dios, como lo tentasteis en Masah......." El pueblo judío, después de gozar las bondades de los milagros de Dios, que los sacó de Egipto, no confiaron en Él sino que se olvidaron, en un santiamén, de sus proezas.

Las tentaciones están a la orden del día; nos han acompañado desde que tenemos uso de razón y no nos dejarán sino hasta la muerte. Todos hemos caído en la tentación porque Dios estableció que todos debíamos pecar para tener misericordia de nosotros cuando nos arrepintamos de nuestros pecados; no podíamos venir como Cristo porque nos rebelamos en el cielo y fuimos arrojados a la Tierra para tener una segunda oportunidad, para no tener que condenarnos al infierno una eternidad. Estando en la Tierra, Dios nos protegió durante nuestra niñez. Cuando teníamos, más o menos, doce años, Dios permitió que satán nos tiente y sucumbimos a sus proposiciones para conocer, en la carne, el mal donde él reina. Cuando cometimos nuestro primer pecado, nos dimos cuenta del tal porque Dios nos lo reveló, nos avergonzamos de él y recibimos nuestra retribución casi inmediatamente. Cuando nos dimos cuenta que hicimos mal de verdad, no una travesura o una palomillada, hablo de un pecado, cualquiera que este sea; nos dimos cuenta que lo cometimos porque fue cuando perdimos nuestra inocencia, es nuestro pecado original, nuestro propio pecado original. De ahí la importancia de lo que Cristo nos dice en Mateo 26:41: ".......Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil......."

Tentar a Dios, también es tener la presunción de que Él no actuará, en ninguna instancia, contra los que pecan, y si bien es cierto que hay a quienes no se les descubren sus pecados en esta vida, no es menos cierto que se les descubrirán a la hora del juicio. Como dice 1a Timoteo 5:24. Cuando hay quienes predisponen su corazón contra Dios, no hay absolutamente nada que coarte su "libertad" para pecar con avidez. No se conmueven por absolutamente nada, aunque se hayan beneficiado de los milagros de Dios, como lo hizo el pueblo de Israel cuando salió de la esclavitud que le infringía el pueblo de Egipto, según Salmos 78:56 ".......Pero ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo, Y no guardaron sus testimonios......." Nosotros podemos ver el testimonio de Dios en la naturaleza que grita, a voz en cuello, la grandeza de nuestro Dios y sin embargo hay quienes no se persuaden ni se persuadirán sino hasta que tengan la soga al cuello y probablemente, teniéndola, querrán escupirle en la cara al propio Dios. La razón de la intervención directa de Dios, al final de los tiempos, obedece a la obstinación del hombre de no guardar los testimonios de Dios, tanto los históricos contenidos en la Biblia como los naturales que a diario vemos y es tanta la obcecación que ostentan tan empecinadamente que, aparentemente, no hay visos de cambio y al no haberlo no queda otro remedio que destruir lo que había sido predestinado a la eternidad.

Los quiero mucho. Que Dios, todopoderoso los bendiga rica y abundantemente en el nombre precioso de nuestro señor Jesucristo, quien vive y reina en nuestros corazones hasta el fin…….

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