Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

lunes, 7 de noviembre de 2011

La protección exclusiva de Dios



Para conocer la protección exclusiva de Dios, debemos establecer en nosotros la concepción de la magnificencia de su poder y su potencia y, después de establecida, remitirla al significado de nuestro cuidado personal y/o de nuestro entorno.
El poder de Dios se manifiesta en todas las cosas creadas y hechas hasta hoy y la potencia que le atribuyamos, será el resultado de un ejercicio de nuestra imaginación que le da capacidad para hacer cosas que aún no ha hecho.
Si hiciéramos un análisis somero de la creación y de la historia de la humanidad, llegaríamos a la conclusión que Dios puede hacer, virtualmente, cualquier cosa.
En este orden de ideas, no resulta complicado ponerse a observar nuestro entorno porque es lo más inmediato a nosotros y resulta sencillo. El solo hecho de mirar el Sol, la Luna y las estrellas, ya nos pone en el camino de la contemplación y en el de la meditación. Recreándonos un poco más, en nuestra contemplación, podemos ver el cielo azul, las nubes y la naturaleza que nos rodea y en ella la brisa, los olores, los sonidos, los colores, el silencio y esa capacidad innata del hombre de abstraerse en sus pensamientos.
Por si fuera poco, también tenemos el mar, las montañas, los vegetales, los animales y de cómo, a través de la historia, el hombre las ha usado para su beneficio y desarrollo.
Tantas y tan diversas son las cosas que Dios nos ha dado que resulta ilógico atribuir la naturaleza de las mismas al resultado del azar; evidentemente que asistimos a un mega concierto en donde Dios dirige y el mal desentona. Si reparásemos en lo que cada día nos llevamos a la boca para alimentarnos, nos quedamos estupefactos. Dios quiso que así sea y así es, desde que el mundo es mundo. Podemos ver en Génesis 1:11-13: “…….Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno Y fue la tarde y la mañana el día tercero…….”
Tenemos al alcance de nosotros tal diversidad de alimentos que enumerarlos requeriría de mucho tiempo y espacio para hacerlo. Papas, camotes, plátanos, cerezas, frambuesas, cacao, coco, naranjas y la imaginación que Dios nos ha dado para mezclarlos y crear una diversidad de combinaciones que se pueden proyectar, sin esfuerzo, hasta el infinito.
Todas las cosas hechas por Dios han sido hechas para nuestro beneficio y en ellas podemos ver el cuidado exclusivo que de Él tenemos todos los mortales. La raza humana ha llegado hasta nuestros días porque Dios ha tenido cuidado de ella y el deterioro mundial, en todos los aspectos, que ahora podemos ver, es el resultado de la tergiversación de los propósitos de Dios para con los hombres. No nos hemos conformado con su voluntad y hemos creado un colectivo social que lo ha relegado a consideraciones secundarias, nimias y pueriles y podemos ver, sin temor a equivocarnos, que el mundo comienza a entrar en una espiral de incertidumbre donde campea la violencia, la mentira, el robo, el crimen en donde el desprecio y la intolerancia son moneda común. La vorágine en la que estamos siendo envueltos llevará a la humanidad a la destrucción y es por eso que debemos apelar a la protección exclusiva de Dios como si fuera una tabla de salvación en un mar de incertidumbres.
Dios nos ha dado la historia del significado de su real protección y de su celo por la forma en que trató a quienes fueran su pueblo en el pasado y a quienes lo somos ahora. Indudablemente que Jehová ha ejercido su voluntad en toda la historia de la humanidad y la seguirá ejerciendo, aunque a algunos no les guste.
La problemática que subsiste en la idiosincrasia del hombre es que quiere doblegar la voluntad de Dios para ejercer la suya propia, sin tomar en cuenta que, quienes se irguieron en contra de Dios, nunca han prevalecido ni prevalecerán. La historia de la humanidad debiera de darnos la pauta correcta acerca de lo que tendría que ser nuestro real comportamiento frente a nuestra realidad, también la naturaleza de las cosas nos enseñan acerca de la naturaleza de nuestro comportamiento, pero no la escuchamos, aunque grita.
Dios no va a hacer nada más de lo que ya ha hecho. Él ha hecho lo divinamente posible para que nosotros entendamos su amorosa voluntad; nos ha mandado a su Hijo para explicarnos, profundamente, la naturaleza de su voluntad y nosotros, en vez de recibirla con solicitud, matamos a Jesús con nuestros pecados. Lo único que le resta hacer a Dios, con la humanidad, es esperar para que los últimos que aún están fuera de su reino, entren antes que venga a destruir a los opositores. Lo dice 2 Pedro 3:9
“…….El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento…….”
La protección de Dios para con su creación, siempre se ha manifestado a través de la historia, pero también su celo contra los que no hacen su voluntad. Los que nos hemos acogido a su voluntad podemos testificar cómo Dios nos ha cuidado hasta en las cosas más pequeñas y de cómo lo podemos ver en los movimientos más sutiles de su creación. Ya nada nos es ajeno a su presencia y hasta la manifestación de las tentaciones del diablo las tomamos como oportunidades para ejercer nuestra fortaleza en aquello en lo que somos débiles.
Si Dios ha hecho los cielos y la tierra, también nos ha hecho a nosotros y si ha permitido que nazcamos del vientre de nuestras madres, es porque su cuidado se ha ejercitado sobre nosotros y si hemos llegado hasta este punto de nuestras vidas, la razón es porque nos quiere, a pesar de lo malo que hayamos hecho. ¿No son muchos los que no nacen? ¿No son muchos los que de niños mueren? ¿No han muerto nuestros amigos y conocidos a lo largo de nuestra vida? ¿Por qué no hemos muerto nosotros? Porque Dios espera que procedamos al arrepentimiento de nuestras malas acciones.
Reflexionemos profundamente sobre el cuidado que Dios ha tenido sobre nosotros hasta hoy y seamos agradecidos por habernos concedido un día más de vida. Pensemos que podemos morir hoy mismo también y que mucho mejor ha de ser acogerse a su cuidado que morir sin él.
Los quiero mucho.
Que Dios, todopoderoso, los bendiga rica y profundamente en el nombre precioso de nuestro señor Jesucristo, quien vive y reina en nuestros corazones hasta el fin…….


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