Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Habiendo sido hombre



Las maquinaciones de satanás son, del todo, tortuosas e incomprensibles, desprovistas de toda lógica racional y a los que andamos bajo la sombra del altísimo, nos dejan estupefactos y anonadados pero, ante ellas, es necesario actuar de manera concertada y decidida.  De entre los innumerables casos de barrabasadas tipificadas en la Biblia, se encuentra aquella en la que Baana y Recab, hijos de Rimón beerotita, protagonizaron a la muerte de Saúl y de su hijo Jonatán. Las Escrituras los describen de la siguiente manera: “…….Y el hijo de Saúl tenía dos hombres, capitanes de bandas de merodeadores; el nombre de uno era Baana, y el del otro, Recab, hijos de Rimón beerotita, de los hijos de Benjamín (porque Beerot era también contado con Benjamín)…….” 2 Samuel 4:2.


Estos dos señoritos, pensando que le hacían un favor a David, mataron a Is-boset, hijo de Jonatán y heredero directo de la corona judía; para que no fuera nombrado rey, en remplazo de Saúl y en contra de los “intereses” de David. Pero no contaron con la integridad de David, delante de Dios, quien amaba y respetaba, entrañablemente, a Saúl y a Jonatán. Pensando, pues, que le hacían un favor a David, se encontraron con la desagradable sorpresa del desagrado de David por tan execrable delito e hizo que fueran muertos, ipso facto, como castigo a su osadía. Actualmente, los cristianos no tenemos este tipo de actuaciones, enhorabuena, y estos personajes tampoco los tenemos como paradigmáticos sino como, absolutamente, históricos; sin desmerecer las enseñanzas que de ellos se pueden derivar.


Nuestro paradigma es Cristo y ciertamente que no mataremos a nadie por haber matado a otro injustamente o “justamente” ¿Por qué? Porque fuimos introducidos al Nuevo Pacto de Dios, con los hombres, porque el Antiguo Pacto había demostrado su imperfección. Cristo, sintetizando la Ley, señaló los dos principales mandamientos en donde se basa toda la Ley de Moisés: “…….Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás…….” Lucas 10:26-28. Palabras, por demás, sabias que encierran, en compendio, a todas las Escrituras. Concentrándonos y meditando en ellas encontraremos un océano insondable de justicia, verdad y esperanza.


En la carne, hay quienes quieren arreglar las cosas a las patadas pero nosotros hemos sido enseñados a perdonar las ofensas de quienes nos han ofendido, de algún u otra manera. Hemos sido enseñados a poner la otra mejía y a hacer el bien cuando se nos ha hecho un mal; “.......no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.......” 1 Pedro 3:9. Es, en este punto, donde la figura de Jesucristo entra a tallar para darnos, por medio del Espíritu Santo, la guía perfecta de nuestras acciones hasta el punto de la infalibilidad por haber sido hechos perfectos, como dice Hebreos 12:23: “.......a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos.......”


Hemos de recordar que Cristo Jesús, mientras estuvo en este mundo, fue infalible en todo lo que hizo y es con esta perfección que, después de resucitado, ascendió a los cielos en donde permanece hasta su segunda venida, a la Tierra, con poder y gloria. Quienes fueron testigos de su conducta dan fe de su fortaleza cuando dicen: “.......bien lo ha hecho todo.......” (Marcos 7:37). La virtud de su poder radica en que, habiendo sido hombre como nosotros, no pecó como todos nosotros lo hicimos y seguro que haremos (lo digo por los hombres que después de nosotros vendrán), sin excepción. El autor de Hebreos lo declara en Hebreos 4:15 que dice: “.......Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.......” Qué virtud, qué clase, qué abolengo, qué maravilla, qué primicia; bendito sea Dios y bendito sea su santo nombre que nos dio por herencia la sangre preciosa de nuestro señor Jesucristo para que fuésemos salvos -como lo somos- de condenación.


Las barrabasadas hay que dejárselas a los que no tienen conciencia de lo que es y significa Dios en nosotros y mucho menos de lo que su Hijo representa en nuestras vidas. Hablamos de pecados mortales, hablamos de insensateces que, si nos las cuentan, no las creemos. Hablamos de cristianos que trastabillan y caen sin remedio. Salomón, como haciendo una reminiscencia de su propio pasado lo declara sin ambages en Eclesiastés 10:1 diciendo: “.......Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable.......” Es imperativo velar por nosotros mismos, sobre todo para cuando nos encontremos muy cerca del Señor, pues es, en estas ocasiones, en donde el diablo se hace astuto y perspicaz; más que en otras ocasiones y con otras personas. Nunca debemos gratificarnos por nuestros logros ni sentirnos “seguros” de nuestras fortalezas. “.......Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.......” 1 Corintios 10:12. Pablito lo tenía bien claro, nosotros también deberíamos.


Amar a Dios con el corazón, con el alma, con nuestra fuerza y mente, así como a nuestro prójimo como a nosotros mismos, es suficiente para mantenerse incólumes en su presencia; sin embargo, siempre será necesario ejercitarnos en el revisionismo, que nos da el carácter de insatisfacción que debiéramos tener por aquello que pensamos agradará a Dios. ¿Podrá alguien saciarlo totalmente? ¿Alguien podrá complacerlo en absoluto? Ciertamente que no, pues sino, no sería Dios, y al pelo nos cae lo que el mismísimo Jesusito nos dijo en Lucas 17:10: “.......Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.......” Cristo, siendo Cristo no se camplació a si mismo por la tarea que vino a obedecer. Los quiero mucho. Que nuestro Dios, todopoderoso, los bendiga rica y abundantemente en el nombre precioso de nuestro señor Jesucristo, quien vive y reina en nuestros corazones hasta el fin.......

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