Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

martes, 30 de noviembre de 2010

Jamás fue profetizado.


La profecía sobre la segunda construcción del Templo de Salomón, que hizo el profeta Hageo y su pronóstico sobre la venida de Cristo, a quien le llama “el deseado” la podemos ver en Hageo 2:7 que dice: “…….y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos…….” . Esta profecía fue cumplida por Cristo Jesús desde que fue un bebé, hasta poco antes de morir. Los judíos no pudieron contra las enseñanzas del Hijo de Dios; lo que sucedió es que, los principales –por envidia-, desestimaron todas las profecías que hablaban de Cristo y creyendo interpretar la voluntad del pueblo, conspiraron contra Jesús hasta matarlo. Una cosa diferente era lo que el pueblo pensaba, porque una gran multitud lo recibió, alabándolo, cuando hizo su entrada triunfal a Jerusalén.
Es indubitable que Cristo fue judío y dicho pueblo, hasta hoy, no puede negar esa realidad tangible; que si lo pudieran hacer, ya lo hubieran hecho porque, aunque no le niegan el gentilicio de judío, sí le niegan el título de Mesías. Tan ciego está, hasta hoy, el pueblo judío; que siguen esperando un “mesías” que nunca vendrá, porque ya está entre nosotros; Jesucristo. Después de la entrada triunfal que hiciera Jesucristo a Jerusalén; se dirigió directa e inmediatamente al Templo de Salomón y al ver la tergiversación de su uso, que hacía el pueblo en su interior haciendo comercio como en cualquier mercado; les increpó su actitud y los echó fuera, volcando sillas y mesas. Acto que, por cierto, les competía a los príncipes judíos hacer; porque ellos, a la sazón, eran los que tenían que velar por el orden en el templo, pero, según la historia, fueron laxos en la sumisión de sus responsabilidades.
Jesús llenó de gloria, con su presencia, el segundo Templo de Salomón; y cumplió así, lo que dijo Jehová por medio de Hageo que escribió: “…….La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera…….” Hageo 2:9. Los judíos que no recibieron al Hijo de Dios como al Mesías, nunca pudieron ver dicha gloria, aunque la tuvieron en sus narices. Los judíos que actualmente añoran ver la gloria de Dios, creen que la verán en relación a su Templo y al no tener un Templo han centrado su preocupación, dinero y energía, en ver la construcción de un tercer Templo que jamás fue profetizado por ninguno de sus profetas sino que del verdadero Templo se dijo, últimamente: “…….¿O ignoráis que vuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?.......”
La raza judía y los pecadores del mundo, al no querer conceptualizar la verdad de la doctrina de Cristo porque ella desenmascara sus pretensiones y complejos de superioridad; se han creado falsos dioses a quienes le rinden pleitesía porque esos dioses sí dejan que cometan todo tipo de barbaridad y pecado, sin decirles absolutamente nada porque, al ser dioses falsos, no hacen ni bien ni mal. El concierto de los que se creen “dueños del mundo” es el mismo que el que se dio en tiempos antiguos con ocasión de la torre de Babel en donde, como todos sabemos -es historia-, los hombres dijeron: “hagámonos de un nombre” pero Dios echó a perder sus pretensiones. Los que ahora quieren ser los “dueños del mundo” no han aprendido la experiencia de los que querían construir la torre de Babel; pero esta vez el propio Dios bajará, en Cristo, para frustrar sus designios.

El Espíritu Santo, al estar dentro de nosotros mismos, es quien nos susurra, a cada instante, lo que debemos hacer o no hacer, según su santa voluntad. Lo que sucede es que somos los hombres quienes apagamos el fuego del Espíritu que está en nosotros y lo relegamos a un segundo plano; desestimando lo que el apóstol Pablo nos dijo, de parte de Dios, en 1 Tesalonicenses 5:18-20: “.......Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías.......” Si es el caso que Dios nos habla por medio del Espíritu Santo en nuestros corazones, haciendo de nuestro cuerpo su templo, ¿Cómo es que los judíos pretenden reconstruir el templo por tercera vez para comunicarse con Dios, como antes lo hacían, siendo que lo podemos hacer hoy con nuestros corazones? La respuesta es que también quieren volver a alcanzar lo que hace tiempo perdieron: Ser nuevamente el pueblo de Dios, con todas las gollerías que aquello conlleva; de entre ellas, la más importante, según la concepción materialista, era la de poseer el territorio que abarca desde el río Nilo hasta el río Éufrates y que todos los reinos del mundo le rindan pleitesía y le tributen como lo hacían con el rey Saúl, David y Salomón.

No nos debemos acercar a Dios con la presuposición que, estando con Él, obtendremos todo tipo de gollerías. Acerquémonos primero reconociendo la necesidad de una guía espiritual que conduzca el destino de nuestras vidas. Cuando estamos fundidos con el Espíritu de Dios y somos uno con Él y con Cristo; todas las cosas materiales pasan a un segundo plano porque no hay nada más importante en la vida del hombre que estar en la gracia de Dios, sea que tengamos, o no, bienes materiales. La recomendación es buscar el reino de Dios: Lucas 12:30-32 “.......Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.......”

Es muy sencillo establecer una comunicación con Dios. Solo hay que prestar atención todo el tiempo y pronto podremos sentir fuertemente su santa voluntad. Sigamos la recomendación de Pablito en Romanos 12:2: “.......No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.......”
Los quiero mucho. Que Dios, todopoderoso, los bendiga rica y abundantemente en el nombre precioso de nuestro señor Jesucristo, quien vive y reina en nuestros corazones hasta el fin.......


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